ESTUDIOS IN
DIGENAS.
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Pero, si en estas naciones occidentales, tan ricas en
·Conocimientos astron6micos como en obras de arte,
los escritos simb6licos llegaron casi
a
la perfeccion,
en las naciones orientales, nada de esto existi6. Los
aborigenes de la parte oriental de America, sin cen–
tro de civilizacion, sin gobiernos establecidos, sin co–
nocimientos cientificos, pueden considerarse como el
_germen de una civilizacion prestada por las ... naciones
limitrofes, en sus grandes excursiones de Sur
a
Norte.
De las dos porciones orientales del hemisferio, la del
Norte, empero,
fue
mas civilizada que la del Sur: los
monumentos de piedra, las fortalezas, obras de arte,
sus tumulos, sus pintaras jeroglificas, y escultura no–
biliaria, en las rocas y cortezas de sus arboles secu–
lares, patentizan que los
Pieles Rojas
participaron en
mucho del influjo de los Aztecas.
Desde la Florida hasta la bahia de Hudson, los
alamos blancos de los camin<;>s
y
sitios sal vajes estan
llenos de inscripciones, obra de las tribus que la
civilizacion moderna va cada dia rechazanclo hacia el
Oe te. No hai estado de la Oonfederacion norte-ame–
ricana, ya
a.
las orillas de los lagos
6
en medio d e
las celebres praderas, desde Rhode Island hasta Nue–
vo Mejico, donde los jeroglificos y tl1mulos de los
.antiguos indigenas no inspiren un elevado interes so·
bre la his toria de tantos pueblos, cuyo remoto origen
se pierde en la noche de los tiempos ; y es necesa–
rio leer algunas paginas de Schoocraf
6
el bello libro
de Domenech sobre los "Desiertos del Nuevo Mundo,"
para" dmirar en aquella ' poblacio
"Q.es, su sistema heral-
lico por medio de signos, con los cuales lograron
-establecer la division de las tribus en familias, mu–
cho antes que lo hiciera el Viejo ..Mundo.
Nada de esto se encuentra en las dilatadas sel–
va al Este del continente de Ja America. espaiiola,
a.
pe ar de que tnvieron por limitrofes
a
los Muyscas
y