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GUERRA

del Adelantado se extendía á la ciudad de Los Reyes,

é

que

sería bueno que caminase el Adelantado .con toda la gente

que pudiese llevar hasta allá, hasta que S.M. fuese informado

de las cosas que pasaban é proveyese lo que más á su servicio

conviniese,

é

que Diego de Al varado llevase un mandamiento

para que

cort~se

la cabeza en el Cuzco á Hernando Pizarro, é

á Gonzalo Pizarro,

y

Alonso de Al varado, é. á Gomez de Tor–

doya, é provision para ser teniente general en ausencia del

Adelantado. Este parecer dió Orgoñez,

y

decía razones por

donde les vernia provecho, é sino que les recrecería gran

daño otra cosa hacer;

y

el Adelantado acordó de lo hacer así,

é

mandó á su capitan Sosa que hiciese Ja provision é manda–

miento para que llevase Diego de Alvarado. E despues,

aquella noche, juntándose Diego de Al varado, é Gomez de

Alvarado, y el arcediano Rodrigo Perez

y

el capitan Salcedo,

hablaron con el Adelantado, é le dijeron que adónde estaba

su juicio en querer mandar cosa tan fea, é que tan mal con–

tada le sería, como era ir contra el Gobernador D. Francisco

Pizarro, estando quieto é pacífico en su gobernacion, que su–

piese que si lo hacia, que para siempre sería notado de caso

feo,

é

todos sus hechos se escurecerian é le temían por hom–

bre muy cruel; é que no fuese, ni enviase, ni procurase otra

cosa más que verse Gobernador de la provincia que S. M. le ·

asignaba, porque si otra cosa hacia que no lo acertaba. El

Adelantado, siguiéndose por su parecer, aprobó su consejo.

Rodrigo Orgoñez vino por la mañana á ver si se partiría

luégo otro día á Los Reyes, á hacei· lo que primero había-ha–

blado; el Adelantado le dijo que no determinaba con tanto

rigor guiar las cosas, pues S.

1\1.

dello sería muy deservido.

Cuando aquello Rodrigo Orgoñez le oyó, dijo que ni lo en–

tendía ni le acababa de entender, pues lo que concertaba por

la noche, venida la mañana no se acordaba dello,

y

que se

reia de gana de su justificacion; que mirase bien lo que hi–

ciese, porque el mismo Pizarro babia de poder poco ó dár–

sela á él, por tanto, que asegurase su partido é se guiase por

su parecer, si quería no ver tiempo que sus enemigos en él