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Bien valían Cusca
y
el sometiniíento de los qiiichiias,
el reconocimiento del nuevo Rey.
Manco
f
iié por eso recibido coa homenajes ein el cam–
po espa1iol. Sits preten§ionr>.s ria tuvieron más taxativas
qiie el reconoc1:111fiento de la 3Q.beranía
d~l
Emperador
Carlos,
y el
apoyo a los españoles. La extensión de sus
poderes ni siguiera se mencionó. Con este nuevo jiiego po–
lítico, Pizarra cambiaba de fre?ite en sus alianzas; miwr–
to Túpac-Huallpa
y
qiiemado Gallcuchimac, la odiosidad
de los quecllflta.s quedaba d·escontada.
Unido a Manco, enemigo de Quisqitis, tenía Pizarra
en el niievo Inca, wia vez rr.dicl(J(lnado éste Emperador, un
aliado poderoso en la giieffa,
y
wn
agente de pacifica–
ción, ciibieirto con el manto
de
itna aparente soberanía.
La entrada al Cusca no ofreció ya resisten,cia; la hnes–
te
espOIÍÍola tomó posesión, de
fu,
ciudad en n{)lmbre de la
corona; fundó el Cabildo y presenció las aparatosas ce–
re?nonias de la elevación
'!J
consagradión del nuevo Inca,
qite llegaba al solio con la aprobación de los m·agnates
quichuas.
·
TmilninadaJs las fiestas, Manco ofreció sit comciirso
para batir al alzado Gemeral quiteño Quisquis, qite me–
rodeaba por el centro del país y sel hacía fiierte e11
J
aii–
ja. Unido el Inca a Almagro, qiie
c~mand.aba
un desta–
camento de cristianos, abrÚ5 caunpa.fia sobre los 11tdios,
con tan buen éxito que, tras ligeras escaramvuzas, en
Sacsayhitamán y
J
uiija, huyeron éstos hasta Quito. Aqiií
pudo Quisqitis rehacerse y
sof.Jar~
por ·tiempo breve, en
i¡,:na dominación aidónoma; pero, pe1·seguido hasta ..allí
por los blancos que capitaneal:.a B enalcázar, al intentar
1ina resistencia imposible, .fiié vilmenbe asesinado por un
her•rnano de Atahuallpa, que era su lugarteniente.