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que hobiese determinadas leyes para estos delincuentes, -
no había tal sino según lo que el ochacamayo le parecía,·
unas veces demasiado cruel y otras muy remiso. A
~stos
que venían a semejantes cargos siempre los curacas les
daban ropa
y
otras cosas, según que cada_uno tenía y
quería de su voluntad.
Los caciques vivían en harto trabajo, siempre sobre
aviso, y que en el tributo de su ropa y hacer de cháca–
ras no hobiese falta. El poder castigar y matar en los in–
dios déjase entender, porque está averiguado que casti–
gaban y mataban en todos estos valles por abtoridad, y
cuando se morían mataban mujere y criados para ente–
rrar con ellos, y siendo una gente tan incorreO'ible y ha–
ragana y viciosa, como son estos ymigas (38) si no tuvieran
mucha sujeción sobre ellos, esperencia nos lo enseña en
estos tiempos, que con no ser ya nadie no se pueden va–
ler con ellos, y por andar hechos bellacos holgazanes se
hacen yairacones. (39).
La manera que tenían en el suceder es ésta: no sola–
mente con todos los curacas más anti()'uos destos llanos,
empero con los más antiguos serranos se les ha pregun–
tado y inquerido el modo que tuvieron antes que ho–
biese ingas y después· que lo hubo, en el heredar y suce–
der de los estados y haciendas ; y esperencia nos lo en–
seña que no había ley, ni se hallará en ymigas (
40)
ni serra–
nos más quel curaca que era de guarcinga (
41)
tenía cuenta
con el que era más hombre en sus pachaca,s, y a este
respetaba y daba a entender a su gente que después de
sus días le había de suceder en el estado de señorío de
(il8) Léase. yungas.
(39) Afemin.ados.
(40) Yungas.
(41) Guaranga.