el .dicho Bernaldino de Sancta Clara las contaua
~has
vezes quando venia a
proposi~
despues.
ue se ano la tierra, estando en buena conuersa·
cion con a gunos caualleros. Pues Pamphilo de
~aez
·no q ueriend0 tomar este buen consejo,
se precipito al mal qtle le vino, aui endo primero
reñido mucho con el dicho Bernaldino de Sancta
Clara, porque no le hablasse mas. Y con esto 5e
salio de la Vera Cruz
t
a punto de guerra para
prender o matar a Cortes, aunque con gran pe–
sar de los suyos. Tenian gran rezelo los de Nar·
uaez, a causa que auian oydo dezir que Monte–
zuma · y sus vasallos eran en favor de Hernando
Cortes, y que les quitarian la comida, y que em –
ponc;;oñarian los poc;;os y las aguas por donde
passassen, y que en el camino moririan de ham–
bre y de sed, sin ver a Mexico ni a Cortes . Cuan–
do Hernando. Cortes supo de sus espias que es–
t~uan
en la Villa Rica la venida de Pamphilo de
Naruaez, y de como venia muy dañado contra el,
se apercebio de tal manera que el mismo en per–
sona, sin fiar de nadie su honrra, fu e con grande
animo en busca de Naruaez para lo prender o
matar. Aunque cierta mente le pesaua desta yda
y de tener contencion <.=:on Pamphilo, mas en fin
no pu<lo hazer otra cosa, sino porque fue yrrita·
do y prouocado a ello, y por no cae r de la repu·
tacion que tenia de capitan famoso, determino
de y/a la Villa Rica . Y con esto se salio de la
cibdad de .Mexico con ci ento
y
veinte compañe-