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yo.s, y dauan
de
repente en los yndios y
mat~uan
muchos dellos, y vna vez salio de madrugada, que
segun se affirma, mataron aquel di a hasta seys
mili dellos, porque todos ellos eran mas de cien·
to y cinquenta mili. Mas ¿que aprouecha? que lo
auian con tantos -enemigos que aunque mataran
mayor cantidad, parescia que no hazian mella en
ellos, por el gran numero que auia, porque es:
tauan determinados, por cons.ejo ·del demonio,
morir en la demanda o hechar a los xp ianos fuera
de toda la tierra . Los sobrinos de Montezuma he–
charon fama que el dios Sol les auia dicho que
el yndio que matasse algun xpiano, o algunos de·
llos [y] muriesse en la batalla, que los dioses lo
lleuaria n a gozar de la gloria, en donde estarian
mu y a su plazer y comerian y beuerian esplendí·
<lamente. Y como eran engañados en esta for ma
del demonio, y de los sobrinos de Montezuma,
peleauan terribiemente, que sin temor se metían
por las espadas y por las lan <;;as; mas sal ioles al
reues su vano pensamiento, porque eran mu ertos
y nfi ni da d dellos, que la civdad estaua ll ena de
cuerpos sin esp iritu.
Pues como eran tan grandes los combates que
los yndios dauan a la casa, y el gran Cortes por
no ver tanta matan<;;a como de cada dia . via, hizo
con Montezuma que mandass e a sus vasallos que
cesasse la pelea, y que en ello le harian gran pla–
zer. Esto se hizo a fin que en viendole .íos yndios
le obedesceri,an como a Señor y dexarian de pe-