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gestad. Los del Doctor y pi <;:arristas, como oyeron
estas palabras hizi eron burla y escarnio dellas ,
y
como y uan caminando passaron por rp edio de la
cibdad
y
muchos dellos se m eti eron dentro de las
f
casas] a beuer agua fria y a tomar algun refres–
co , y sombra por algun rato, porque los que yuan
a pie yuan muy ·calorosos y medio encalma dos,
que a g r an trabaxo y a fan no los podian sacar de–
llas sus mismos capitanes
y
caporales. Finalmen–
te salier on de las casas, los quales yuan tales que
s i veinte a r cabuzeros de los leales estuui eran an–
tes del (1) pueblo, a ley de creo fac ilmente los des –
bara [tasen], porque todos y uan deshordenados,
assi los peones como los de a cauallo. Porque mu–
chos dellas yuan sudando de ta1manera que pares–
cia aue r
~aydo
en alg un ria, segun ll euauan las ca–
misas bien moj a das y las bocas y lenguas muy se–
cas, que no
po~ian
alentar, y a l.cabo se ajunta ron
para dar la batalla porque los principales soldados
es tauan corridos de las cosas que Melchior V erdu–
go les a uia embi ado a dezir. Entendido esto por
los panamenses tomaron dello grande y r a y enojo
viendo qua n en poco los t enia el contrario,
y
assi como estauan cerca y a v is ta los unos de los
ptros, hizo señal el Doctor y Pedro Alonso d e Hi–
nojosa a los suyos para que animosamente arr e·
metiess en a
lo~
contrarios y peleassen con grande
esfu en;:o y animo. Los pi <;:arris tas a rremetieron
con g r a n denuedo a sus contrarios, aunque medio
encalmados, estando los de Verdugo a pie_quedo,
( 1)
Ms.
áe.
c.
Dt SANTA CLARA.-111.-
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