431
que dalles. Como los del Oydor y los de Ve rdugo
yuan contra ellos con gran presteza, no los halla–
uan, porque se metian luego en sus barc2§
~ni an apegados a la leng ua del
ag~
y se yuan a los
nauios, y los lea les los deshonrrauan llamandolos
de vellacos, traydores y ladrones, y con tanto se es–
ta uan a lli quedos has ta qu e amanecia, que se bol–
uian a las casas. De manera que los pi<;arristas no
dexaua n de noche r eposar a los leoneses y g ranadi –
nos con los r eba tos que les dauan , y assi sali an mu–
chas vezes a los pueblos comarca.nos a comer hica–
cos, que los ay muchos por a que lla costa, y ta n:bien
yuan a ranchea r y a tomar por fuer <;a lo que los
yndios tenían para su comer y ves tir , y quando los
leales y uan alla ya ellos eran embarcados . Muchos
dias estuuieuon los vnos y los otros entendiendo en
e tos deba tes, qu e al cabo y a l fin se cansa ron de
entrambas pa rtes y se amohina ron con la tardan–
c;a que allí se hazia en no acabai: e ta empresa,
pues no se auia hecho ningun fructo. Por lo qua1
mu chos soldados del Oydor Ramirez y de Melchior
\ erdugo e passa ron escondidamente a los nauios
de los contrarios para que Juan Alonso P a lomino
los lleuasse y pasas e francamente a los r eynos
del Peru in costa alguna , a nombre que er an sol–
dado .
intiendo esto el Oydor
y \
erdugo que los
oldados se pasauan a su contrario, se apartaron
del puerto, y a
i no hizieron nada los vnos ni los
otro , ma de recoger Juan Alonso P a lomino al–
guna otra o·ente que andaua por alli derramada . Y
como
intio que lo leale se auian ydo, creyendo
que le querían hazer a lo·un engaño o que auian