125
tras e llos que no tenían qu e perder sino la capa en
el hombro, y estos a ndauari cun e llos y los segu ian
solo por seruir a Su Magestad y para yr contra el
tirano, y con estas cosas tenían ya muchos hom–
bres conuocados. No es tuui eron tan ocultas ni tan
secretas es tas hablas, que luego las
supo~
de
Villacastin, alca lde hordina rio qu e era en aquel
año de la cibdad, e l qua! como buen minis tro y
seruidor y amigo de l tirano tomo consigo todo e l
cabildo y algunos vezinos y soldado. , los quales
todos se fu er on vna n oc he de casa e n casa Jren–
diendo a los qu e s intio que e r a n e n e l al<;ami ento.
Presos a es tos hombres los ll enaron a la carce l
publica, en donde los aprisionaron muy bi en, y
luego les pu s ie ron muy gra ndes guard as a costa
dellos y los enc erra ron de ntro de dos e-amaras
porque ning uno de fu era h a blasse con e llos y les
auisa se de alg·una cosa. Luego e l dí a sig uiente
hizo dar muy bra uos tormentos a Ju a n de Mesa
para sabe r del quantos y quienes e ran lcis de la
conjuracion y Jos
prim~ros
y nuentores della, y e l
desc ubrio a muc hos vezinos vale rosos que e r a n
de los may ores amigos que tenia [n] Gonc;:alo Pi <;a–
rro y Villacasti n , que es taua n en la cibdad
y
e n
Lima en compa ñi a de l tira no . Y qu e los primeros
y nuentores desta conjuracion a ui a n s ido los cau a–
lleros que se auian ausentado desde e l pueblo de
Jaxagua na
y
se auián ydo a la c ibda d de Lima a
seruir a Su Mages tad, como a tras qu eda di cho lar–
gamente . Como Pedro de Villaca tin victo que
Juan d e Mesa condenaua a tantos hombres que
er.ande los mas yntimcs amigos de Gonc;a lo Pi<;a-