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lleuauan. Al principio u vo alg unos so lda dos pi c;a–
rris tas , aunque pocos , que quissieron de ffenderse,
y aun pelear, creyendo que sus capitanes haz ia n
otro tanto; mas como eran muchos los leales no
los ossaron agua rdar, y tambi en huyeron como
los demas, qué no tuui eron animo de pe lea r. Como
el Visorrey sintio que los enemig os huyan, por no
pe rder ta n bu ena coyuntura fu e tras ellos, can–
tando vic toria en su nombr e y por Su Magesta d,
y los arcabuzeros leales mata ron has ta doze so l–
dados pi c;arristas s in qu e ninguno de los lea les pe–
ligrasse, a unque uvo dos
ó
tres heridos. Los tres
capita nes. huy eron luego en oyendo e l ruydo de
los arcabuzes, porque tuui eron entendido lo que
,podia ser,
y
el capita n Diego Di ez de Pinera se mre–
tio por vn arcabuco muy cerrado y po osso salir de
alli, de mi edo que tuuo de los lea les y de los y ndi os
que lo andauan a buscar para lo ma ta r. Despues
di xeron las gentes que murio a lli en · el a rcabuco,
de hambre, aunque [tambie n] di xe ron que los yn–
dios lo hallaron y le dieron la muerte con otros
algunos. que le quis ieron seguir , a pedrada , en
vna quebra da honda, que desde lo a lto de la sien :a
hecharon muchas piedras sobre ellos, y que ass i
los ma taron . V.enido que fue el dia, embio luego
el Visorrey a llamar a todos los huydos br<l:camo–
reños , los qual es estauan escondidos, y venidos
que fueron los r ecogio a todos de piedad qu e tuu o
dellos y les. hablo con buen semblante, y los pic;a–
rri stas que se fu eron a esconder los embio tambien
a llamar y los qu e-:-Vinieron perdono liberalmente.
El Viso :ey, mostrandose
_l~e nJgno_
y manso con
G.
))!!
SA!<TA CLAR.<.-111.-2.º
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