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Dichas estas palabras comenc;: o de caminar
su poco a poco hazia la vill a de Sant Mi g ue l
auissando primero con ca rtas v con mensajero
~~~·~miento
y
vez índad,~~ s~,-;-, a~s i
pa t,ttendo para alla y entrando en ella no
la
ha ll o
·tan poblada de gente y de fidelidad como se tuuo
entendido que lo es taría. Porque en sabiend o a l–
g unos vez ínos y moradores qu e el Visorrey llega–
ua cer ca de la vi ll a , se partie r on para s us pue–
blos, y los demas se fueron por otros camin..QJl a
Gonc;:a lo Pic;:a rro,
de
quien es ta ua n affic ionad¿s
con el engaño de la vana ceguera que toda la ti e–
rra tenia debaxo del y nt eres que a los e ncomende–
ros y señores el e pueblos tocaua . Quedaron sola–
mente en l a vill a Juan de Escobedo , P edro de Lu–
zena , A lonso d'Escbbar, Francisco ele Estrada,
P edro Sanchez Farfan, co n otros pocos de los es–
tantes y habitantes que no tenía n que perder, ni ha–
blaua[n] con ellos en cosa ninguna
l~s
q_':!E1.r ent a
leyes , los qual es le salie ron a r escebir. Despues
de~er
entrado el Vi sorrey en la vi lla acudio lue–
go P edro Be rna ldo de Quiros, que hos pedo a l Vi–
sorrey en su casa, en donde fu e muy bi en seru id·o
ele todo lo necesa rio , y es ta ndo en es ta v illa se de–
tuuo mas de lo [que] fue menes ter
y
le er a necesa–
rio, qu e no solo fu e causa _9..!-1-.e Go nc;:a lo Pic;:arro
f~sca_clel,.
como despu<:ls fu e, con gran
pujanc;a de gente y de armasJ que poi· ser ma l–
sano el pueblo enfermaron cass i la mayor parte
de los caualleros y soldados que estaua n con e l, y
assi estuui eroi1 ihuchos clias curanclo;;e de sus en–
"fe rmeclades . Desta maner a entro el Viso rrey co n
,