CAPITULO XLII
DEL GRANDISSIMO ROBO QUE LOS SOLDADOS HIZIERON
EN LA ROPA DEL ISORREY Y DE SUS PANYAGUADOS,
EN PALACIO,
Y
DE CO fO DIEGO ALUARli.Z CUETO, GE–
NERAL DE LA IAR, SE AL<;O CON LOS NAUIOS EN
NOMBRE DE SU MAGESTAD Y DE BLASCO NU-EZ VELA
Fueron tantas las cosas que su cedieron en vn
mismo tiempo y en vna sazon y coyuntura en di–
uersas partes
y
lugares, as
i
dentro en la cibdad
corno en la mar, despues de la prision del Viso–
rrey, que para
~mellas
de contar seria menester
salir de la horden que lleuamos y barajallo todo;
mas yo la pondre
y
relatare de tal
sue~te
que el
ben· -no lector las entiend.a muy .b,ien. Aurase de
saber que assi como prendieron al Visorrey y lo
sacaron de alacio a redo elo, como queda dicho,
muchos soldados que se quedaron en la pla9a, que
no fueron a casa del Oydor Cepeda con el Viso–
rrey, se fueron derechos a palacio, y como (1) alli
no vieron a ninguno que les estoruasse lo que ellos
querian ha7er, comern;aron con gran furia de la–
drones a tomar y robar a diestro
y
siniestro todo
( 1)
Tacb:ido :
que.