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, sin otros muchos que tenian, para faborescersse
dellos, que tambien lo desseauan, y los que halla–
ron son los sig·uientes: Diego de Aguero, Francis–
co
de .Ampuero, Hernando .de Montenegro, Don
Pedro de Oporto, Xpoual de Burgos, Alonso Palo–
mino, Alonso de Ribera, Martin de Isasaga, Fran–
cisco d 'Escobar, Ven}ura Beltran, Dieo·o de Silua,
Don Antonio de Ribera, Geronimo de Aliaga, Pe–
dro de Vergarn y Hernan Gonc;ales de Almajano,
con otros muchos, los quales dixeron que pornian
sus vidas y ha ziendas para los faborescer. Tam–
·bien uvo algunos de los mandones y soldados de
los principales del exercito a los quales dieron par–
te del n egocio.
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.porque todos estos estauan malean
el Visorrey y con las cosas que hazia, mas, en fin
todos los
)
nteresados, no mirando lo que dezian,
dauan en .el mill porradas, creyendo que no era
nada, siendo ello muy mucho, pues era en gran de–
seruicio y desacato de Su Magestad. Dada, pues ,
la prouission, y concluydas las platicas, otro dia,
quatro oras antes que amanesciese, el Oydor <;e–
peda embio a llamar prestamente a los dos Oydo–
res, los quales inieron luego con los arcabuzeros
y
con algunos amigos qu e tenian dentro de sus ca–
sas,
y
entrando en acuerdo dehtro de la torrecil1a
que dicho tenemos, la vieron aderesc;ada de gente
y armas, que mas parescia casa fuerte que casa de
letrado. Mas con todo es to e llos hiziéron su plati–
ca delante de muchos que auian sido llamados,
y
luego comenc;aron en s u acuerdo desacordado a
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tratar: que mas tiempo no se dilatasse e negocio,
porque la presteza les auia de dar la vida,
y
la tar-