teneis de vuestra parte al rey y a su Real Audien–
cia, con todos lo cibdadanos y moradores que
verdaderamente lo quieren,
todos desean ver
este dia. Y pues tan buena coyuntura } tan buen
socorro teneis, no me digais de no, pues ya os.
tengo' descubierto el secreto que tantos dias ha te–
nia encerrado en mi pecho y dentro de mi
corac;on ~ .
y
porque tengo entendido lo hareis mejor de lo.
que yo lo sabre encarescer, no digo mas, sino que–
es justicia, y torno a dezir que es derecha
y
recta.
justicia la que aueis de executar, y en esto y en
todo lo demas hareis gran seruicio a Dios y a Su
t
Magestad.
Y
por el
tra~axo
que tomaredes en este
negocio se os gratifficara muy bien por la Rea
Audiencia en nombre de Su Magestad, a quien se
en'dere c;a este buen seruicio, librando toda esta.
tierra de la gran tribulacion y terrible alboroto y
congoja en que la tiene este cruel
y
endiablado.
hombre.
El capitan Martín de Robles, auiendo oydo lo.
que el Oydor <;epeda le auia dicho y viendo que el
ne~;ocio
era muy terrible
y
peligroso, no
supo
que
responder ni lo que haria en el casso, porque con-
id rando lo arriba propuesto, por
-v
na parte lo
queria hazer, y por otra no se atreuia, poniendo–
muchas escusas } difficultades, y por la fidelidad
que a u rey deuia tener, y assi creya que no sal–
dría con .ello porque la cosa era muy peligrosa.
Mas, en fin, al fin, considerandolo adelante, ere
y
ndo que si el Visorrey quedaua en la tierra, que
podría er que andando el tiempo lo mandaria ma–
tar in por que, como los dias tras lo auia querido.