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CAPITULO XXXIV

DE COMO EL VISORREY, REZELANDOSE DE LOS ENEMI–

-GOS OCULTOS QUE TENIA ENr LA CIBDAD, Y DE LOS QUE

VENIAN DE FUERA, B:ORDENÓ DE YRSE CON LA

A

UDIE.N -

CIA Y

CO~TADORlA

DE SU MAGESTAD A. LA YNSULA DE

LA PUNA, DESPOBLANDO LA CIBDAD

Sabiendo el Vis-orrey que cassi la mayor parte

<le los cibdadanos

y

de sus capitanes y S<!>ldados

murmurauan-reziamert_te contra el

y

contra lasco–

sas que hazia en seruicio de Su Magestad, le pes–

sau~

·en _gran manera, por lo qual determinó, con

consejo de su hermano y de su cuñado y de otros

q:ue le querían bien, de ganar las voluntades de to–

<los aquellos que le eran contrarios. Por tanto, hizo

·demonstracion de ablandar su condiscion, mos–

trandose amoroso, blando, benig;no

y

manso para

con todos,

y

assi hizo luego algunas cosas agrada–

bles a sus emulos

y

eJ?.emigos encubiertos, que·

hartos auia en_la

~ibdad;

y

todo esto se hizo a fin

para que todos le cobrassen amor

y

perdiessen el

mal talante

y

rancor muy grande que contra el te–

nían, para que despues le siguiessen de buena vo–

luntad. Lo primero que hizo fue suspender las hor–

denarn;as y nueuas leyes, por dos años, hasta que