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rezelauan mucho dellos, porque
~ntendian
que to–
dos se auian de yr al tirano, 3 que ellos auian de
ser los perdidosos. Mas con todas estas cosas no
por esso perdian ellos punto de animo, y como
hombres valerosos en la tierra dezian al Visorrey
que a su señoria no se le diesse nada por lo hecho
en ma t a r al Factor, ni_por los que se auian huydo,
que si menester fuesse que ellos pornian sus -idas,
person.asy haziendas por el quanti mas que t enían
esperan<;a en Dios que les dari a victoria, y los ti–
ranos serian los perdidosos,
c~n
cayda de st;1s hon–
rras y vidas, y con
perdid~
de sus haziendas
y
de
todo quanto tení an. Por estas cosas y por otras
muchas que se dixeron, y como auia dentro en la
cibdad aquellas dos tan diabolicas parcialidades_,. y
bandos de almagristas y pi<;arristas
1
adeuina ron
los muchos males y grandes ynsultos que auian de
venir sobre
1
ella, y en toda la ti erra, como despues
vinieron. Y por esto se introduxo en muchos vn
rezelo, mi edo y espanto, que era cosa estraña de
ver de la manera que todos andauan, porque mu·
chos vezinos
y
mora dores, capitanes
y
soldados,
andauan cizcados de miedo
y
sospechosos de a l–
gun ma l, y por esso se quitauan de la presencia
del Visorrey, y no yuan ya a palacio tan a menu–
do como lo solian hazer, por no le ver. Muchos
destos hombres que la consciencia les acusauat se
ausentauan de sus casas, de noche y aun de día, y
se yuan fuera dellas a dormir a otras partes, cre–
yendo que e l Visorrey los embiaria a ll amar para
los ma tar .
Y
esto adelante lo diremos, quando
mandó el Visorrey a los alabarderos de su guarda
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