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pequeño seruicio trae consigo mucha dispropor–
cipn que
t~mo se~ajuzgada p~r
temeraria mi bue–
na voluntq.d, pues tendran col<?t para
dezil~
que
trabaxo tan ynutil y liuiano como este, aunque ha
sido much0, no tiene fuer<;a alguna para venir a
ponerse ante V.uestra Excelern;ia. Todo esto pu–
diera yo auer dado a Vuestra Excelenc;ia; pero
como el que estuuo en la Probatica picina, que
auia veinte·y ocho a:fíos que alli estuuo, por no te–
ner quien lo pusiesse en ella, assi yo por no tener
ayuda
ni
fabor humano he estad0 por
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consi–
g·uiente en la cama del oluido hasta que se mueua
algun piadoso a fauorecerme en estos eseriptos.
En la ley que nuestro Señor dio a los hebreos [se
manda] que el pobre que no
pud~esse
ofrecer vna
cabra, que a lo menos le ofreciesse los pelos della.
Pues si esto es assi, como es, obligacion tiene Vtles–
tra
~xcelenc;ia
[de] recebir este pequeño seruício
de quien no tiene mas que dar sino los p elos de la
cabra, como mendigo y pobre, y tenerme por vno
de los mínimos criados de su casa.. Assi mismo el
·grande Artaxerxes, Rey de Persia, no se desdeñó,
passando el rio Ciron, ynclinar su real cabec;a a
beuer el ag·uá que le dio Sinoris en las manos )
siendo pobre y rustico villano, de lo qual de los
suyos fue redarguydo; el cual dixo a los suyos que
no era menos grandeza al príncipe recebir lo poco
que hazer merced de lo mucho; y assi, Vuestra
Excelenc;ia ponga los ojos, no en la baxeza del es–
tilo que lleuo, sino en la voluntad muy buena con–
que la ofrezco, para que otros se animen a ·poner
en escripto sus alabanc;as para que sean eternic;a-