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NDI.OEDEl:.
J>ADBB
PAPPA
p.,creditsdo
en
España(v),y sirviendo .de
platillo(a:)
á
h~e
converea.ciones
del
conc~jo
de Jndias,
no
se le ,ocultaría
P..
e1 mj
stl)o, ni
e~ l~ caerí~
µe la
memor~a l~
:qo
peque~a cl.élld~ qu~ 41lb~a oo~tra~do
á
canija
de
2
- ,. .. \,.
•' ,,.,..;
()RITIOA
I
-~
tigio
y
fuerza moral ele la Orden
dominica.nade entónées
en España,
y
que los religiosos de Ja
roism~
Orden eran
los que mas apoyaban los
plan.esde Casas; naturalmente
debió este
pensar que, haciéndose domínico,
hubiera mas '
fácilmente podido realizar lo
qu,e~
por
sí
solo
y
~~sl~do
h~bia e~eontrado
impo'sible.
·
'
· (
v)
¿Cómo s.abe .el
P,
CappJ:t
que Las
Casas se
hallab~
desacreditado en España?
¿.
Per los disgustos
y
los fraea–
sos? No, : porque estos, por sí solos, hacen héroes á los·
hombres delante- de las personas sensatas.
~os
disgustos
y
los fracasos son el prémio con que e] mundo, muchas veces, /
galardon~
á
los gr.andes hombres,
Concedo que en
España
habrá habido gen'te del género , delt
au~or
del Apéndice;
pero
esta
gente no era la España-
. {x) ¿Hasta
á
los
platillos
hemos
llegad0_?
~Q,ui~én
!º
hvt–
b~era
pensado esto?
En cuanto al
1
conse3Q· de
1nd1as,
'ªQ
~abe
que
Las
Casas tenía e:n él
~migos
'y'
enemigos,
como
eiempre
ái
todos sucede:
y
sip. embargo, aun estando
á
la
narracion
del
Apéndice, el
P.
~as
Gasas,
h~sta
aP,.or ,
·ha
salid6
de la
s~la
de este
consejo siem,pre
viotorioso, ha–
biendo alean-zaino todo
lo que
llábia
pedido1Los
malos
que·
estaban ahí eran pocos en eomparacion rle aquellos que se
hallf)iban en América, en donde
habi~n
inventado
~na fó1~ ·
m11la tnuy oportuna para el caso.
Aq11í
se decia;
Aas
órdenes
de
8. M.
88
obedecen
V
no
se
cwmplen.
De
est~ 1nia~
nera Slllcedia que las órdenes de España ·llevaban el cará:e·.
ter
del
P. Las
Oá-sas
que las
obteni~,
y
de la
pj·edad. de ·los
príncipes que las otorgaban; per@ ·todo quedaba
IJetrá~
•
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