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Apéndices.
del trabajo; que en este mundo, mayormente en las In–
dias, ninguna cosa se encubre. No piense V. md. que por
ser contra nosotros se hace todo lo que piensan allá
que si l,legan estas cosas por buenos medios á buen
fin, el que hobiese jugado con espada de dos manos,
puede ser que con las nuestras, enviado ante S. M.", le
corte la cabeza por justicia, no por otro pecado sino por
no aconsejar bien á Su Señoría y decirle el yerro que
h_ace en dar ocasion á que todos nos matemos,
é
que los
vasallos de S. M. se destruyan, y en no empedirle tan
mal propósito.
>)Allá le escribo á Su Señoría sobrello; la carta vá con
esta, para que V. md. la vea y le diga la razon que
tenemos y . le impida una cosa tan mal hecha
é
le
persuada á que haga lo que se le suplica, pues tanto bien
dello viene á este reino. A V. md. suplico yo de mi parte
así se procure, y sobre todo mire lo que hace, pues esto
no va por el rey de Francia ni por el Turco, sino por nos–
otros
é
por la conservacion desta tierra, de cuyo bien
á
V. md. cabrá su parte; y estando todos conformes, enten–
derá mejor S. M. la razon que hay para nos conservar
las mercedes que nos ha fecho y para nos hacerlas mayo–
res; y no lo estando, pensará ques cabtela ó que no es ver–
dad lo que se le suplica.
»El intento destos caballeros
é
mio no es impedir la ju·
ridicion real, no es robar á nadie lo suyo, no es por par–
ticular interese de ninguno, sino por el pró
é
bien uni–
versal de la república destos reinos. V. md. nos ayude
é
favorez
a
á
ello y no estorbe su bien y el de todos, pues
le va su parte. Cuyas magníficas personas, etc. » (.Borrador
auténtico.)
Las notabilísimas cartas de Pizarro al virey, á los oido–
res y al cabildo de Lima, fueron redactadas por el li–
cenciado Leon, que entónces era, como si dij éramos,
secretario cle Estado de gefe rebelde. Compárese su
estilo con el de la
Suplicacion de las ordenan{_as,
que
se inserta en el Apénd. núm. 19.º, de la cual' dice
este mismo fray Tomás de San Martin , en carta de