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Número

16.

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107

como Su Señoría lo ha hecho; pues que aún S. M. no se

da licencia á sí mismo para cosa semejante, ni queriendo

hacer cosa á solas; y si la hace, quiere que su Consejo la

emiende, como se vee cada dia en las cédulas de cámara.

»No obstanté que hay tanta razon y la tenemos para su–

plicar de que sea visorey Su Señoría, por las causas suso–

dichas, con todo se pasara, á todo se callara y todo se su–

friera, así por cortar el alteracion y soltura de los mafos,

como por el sosiego y quietud de los buenos, si Su Seño–

ría se atentara y templara en lo que decia, y nos guaqlara

justicia, ó procediera conforme á derecho en lo qu'e baria.

Pero denme V. mds. hombres tan villanos, abatidos caba–

lleros que nunca sirvieron

á

su Rey, qu¡ tengan las caras

de acero 'y los entendimientos de piedra, que sufran que

ya que se les haga el daño, no busquen remedio, pues no

les admiten defensa, siendo, como es, de derecho natural,

la cual el Príi:icipe no puede quitar ni admover. Nosotros,

¿en quéi habemos deservido

á

S. M.? ¿En qué le habemos

sido tan traidores, ó en qué habemos pecado tan grave–

mente que no merezcamos ser oidos, y que interponiendo

una suplicacion tan justa, como se ha interpuesto por to–

do este reino, de las ordenanzas que Su Magestad nos

invia, por ser como son, si se ejecutasen, toctal distrui–

cion de todo él, el cual con tanto trabajo, tanto gasto de

nuestras haciendas, riesgo de nuestras vidas, sangre

é

pérdida de nuestros debdos y amigos, sin costa alguna

de S. M. habemos ganado, nos sea denegada

é

no ad–

mitida; y que mientras más se suplique y más razones y

causas se den para que se admita, más ásperamente

é

con más vigor se ejecuten las dichas ordenanzas, no

como en ellas se contiene , sinó en peor sentido, en

nuestro daño y en el <leste reino?

»Viendo una cosa tan áspera, viendo una cosa tan recia,

los vecinos y cabildos de las ciudades de acá, ya que se les

deniega la defensa que de derech9 tienen y el Príncipe de

justicia no le puede quitar, y que en ninguna cosa les

~pro­

vecha el suplicar, han ocurrido

á

aquella con que nacieron,

y se han ayuntado en esta cibdad, com·o cabeza del reino. Y

al principio me importunaron que fuese su capitan, para se