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Libro primero
pan
y
agua.
Y
asentado en su sideracion para no pecar, corra–
celda, estaba como atónito, re-
mos
ahora brevemente por todos
vol viendo en
su
corazon lo que los pasos
y
trances de ella, para
babia visto
e:n
aquel arrebata · alean zar tan .gr!! nde bien.
miento". Y tenia tan
fisx:o
el pen-
·Acué i: date pues ahora,
h~ r
sa~iento
en ello, que
asi
ta,mbien
rn~no
mio, que eres Cbris tiano,
t~nta
el rostro pxo en un lugar,
y
que eres hombre : p-: r la
-pa rt~
sm
volverlo
á
una
parte ni
á
otra,
que
eres hombre, sabes ciertG
derramando
.á
la continua muy que has de mori r :
y
por la
que
ferv!entes. lagrii;nas , las quales
ete~
Christiano , sabec; tamhien
corr1an hilo
á
hilo por sus ojos. que has de dar cuenta de tu vida
Y
llegada
la
hora de su muerte, acabando de morir.
En
esta
par·
rompimos la puerta, que estaba te no nos dexa dudar Ja
Fé
que
(como dixe) cerrada,
y
entramos profesamos , ni eo la otra
la ex–
t?dos Jos. Mo nges de aquel
de ~
_periencia
de
lo
que
vemos.
Asi .
s1erto en
su
celda ,
y
roga·mosle que no puede nadie excusar este
con toda bumildad nos ·dixese trago , que sea Rey, que sea
alguna palabra
de
edificacion;
y
Papa. Dia vendrá en que amanez·
no dixo mas que sola esta :· Dí - eas
y
nor
anochezcas, ó anochez ..
goos de verdad, ·
~d
es ,
ue si
cas
y
no amanezcas. Dia vendrá
los hombres en tenQfiesen
<tuaa
es· (
y
no
sabes quando,
si
hoy , si
p~n~oso
es este último trance,
y
mañana) en
el
qual.tumesmo,
JU~c10de · Ia
muerte, es a.rian muy que estás · ahora leyendo es·
lejos de ofender á
ios.
Todas
ta
escritura sano
y
bueno de to–
estas son palabras
de San
Juan
dos
tus miembros
y
sentidos,
mi·
Clímaco, que se halló presente diendo los dias de tu vida con-
4 est e negocio,
y
da testimonio forme
á
tus negocios
y
deseos,
y
de lo que vió. De manera , que te
has
de
ver
en una ' cama con
en el hecho ( atmque pare,;ca in- una vela en la mano, esperando
creí~le)
no hay que dudar, pues el golpe . de la muerte (b),
y
la
tan fiel es e'l
testi~o: .
y
en lo de- sentencia dada contra todo el
li"'
más hay mucho por temer, con· nage humano, de la quaf no hay
siderando la vida que este Santo apelacion ni ·suplicacion. Consi·
hizo;
y
inuchO' mas la grandeza dera pues primernmente qaan in–
de aquella vision que vió,
de
don. cierta -sea esta hora: porque or·
de procedió esta
~anera
de vida. dinariamente suele venir al tiem·
Lo qual bastantemente nos de- po que el hombre está mas des..;,
clara quan verdadera sea aquella cúidado,
y
menos piensa que ha
sentencia del Sábio, que dice (a): de venir, echando sus cuentas,
Acuérdate de tus postrimerías,
y
haciendo sus
traz~s
para ade·
y
eternalmente nunca pecarás. lante (e). Y
pqr
esto se dice que
Pues si tanto nos ayuda esta con· viene como
_:~adron
(d); el qual
sue·
(a)
Ecc l.
7. (b)
Mar.
24. (e)
Luc.
t'J.
1.
Tbes.
l•
(d)
tA,
Petr.
3·