I
•
44
.
Libro
primero
.
dos 1
i
es
posible
que
tú
hayas de
Por
aq
Ut
pue~ po~ r~s ver~
her·
ver
á
Dios
en
su
mesmahermo- mano , la. ob\tgacton
que
t1enen
sura ;
tú
has de ser
compañe.rov
los
escogidos
al
~eñor
por.
e~te
t.aohermano de
todos
los es cogidos~
gtande beneficio: del
qual
~m··tú
li as de estar e·ntre los coros guno se debe tener por exclmdo,
'
~e
Jos
A n ge l€s~
i
tú
has
de
gozar si
quit're hacer lo que
es
de
~u
, de aquella música
cele s tial~
i
LÚ
parte ;
antes
cada uno
trabaje,
has
de
revnar
en
los
siglos de los como dice
S.
Pedro
(a), por
ha–
siglos~
7,tú. ttas de ver la cara res-
cer cierta su eleccion con
~ue
plandeciente
de
Chris~o
y
de su
nas obras.;
porq~C:
sabemos cierto
Saotísimá Madre
i
O b1enaventu-
que
el que las h1c1ere, se
salvMá;
· rado el día én que naci&te,
y
mu -
y
sabemos
tambi~n
que el favor
~ho
mas aquel en que
mori~á~,
y
graci_a divina
á
padie fa_ltó ja–
pues entonces para_siempre
v1v1-
·más,
ni
falcayá.
Y
con
la
tir~eza
rás. Bi enaventurado el pan
que
de estas dos verdades
contrnué·
comes,
y
la tierra que huellas, mos
ias
buenas o bras:
y
asi
~ere·
pues
tiene
sobre
sí un
incompa-
mas
de
este
número
tan
glor1osc•
r a, ble
tesoro;
y
mucbo mas
bien·
aventurados los trabajos
que
pa- '
deces,
y
las menguas que sufres,
pues
é"tas
te abren camino parn
el
descanso
de
la etern idad. Por–
que tqué nublado
habrá
tan
tris –
te,
qué tribulacfo n t an gr ave, que
no se dtshaga con las prendas de
esta esperanza
1
Con
estos ojos pues
mirllria–
mos un predestinado, si c0nocié-
- .semos que lo es. Porque si quan–
do p'asa un Príncipe, heredero de
un gran Rey no, por la calle, ·sa–
len todos á mirarle, maravillán–
dose de la suerte tan dichosa (se–
gun el juicio del mundo) que
á
aquel mozo
le
cupo,
naciendo
.hei·edero
de un gran Reyno;
iquáuto
mas sería para m;.¡ ravi–
llar
esta
tar1
dichosa suerte, que
e.s
oacer
un
hombre
ante todo
merecimiento escogido, no para·
ser
Rey
ten?poral ·de la tierra, si.
no
para
rey na.r eternalmente
en
el cieloi
CA P 1 T U L O V1l.
..
Del
séptimo
titulo por donde el
homb1e está obligado
á
la
virtud,
por razon de la
primera
de sus
quatro poJtrimerfas, que es la
muerte.
Q
Ualquiera de
todos
estos
tf.
tulos
su~odicho!'
era bastan·
te pa ra que
el
bomhre
se
emplea~e
todo en el servic.o de
un Señor
á
quien por tantas
y
t-:
1
1
grandes razones
está oblig?.do.
Mas potque la ma yo·r parte de
los
hombres , mas se mueve
por
el
intb ese de la gana ncia que por
oblig.acioa de justicia : por tanto
añadiremos
á
lo dicho los prove·
chos
grandes
que·
de
present~
Y
de futuro se prome ten
á
la
v1r ~
tud:
y
primero
los
dos mayores
entre
todos ,
CjUe
es Ja gloria que
por ella se da,
y
la pena que por
.
elk
(a)
2.
Petr.
1.
I