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Cartft de
Euch~1·io.
.
senridos de los hombres. Prime. cornendo ,
y
quas1
ya
desfalle–
ro nos quería engañar con imá-
ce~
Lo qual no afirman solo
gines sofisticamente compuestas; nuestras
flacas
palabras (a): mas
y
aJa con quien tenia mejor se-
la autoridad Apostólica lo can–
so
no podía : ahora los tiempos firma: donde leemos : Nosotros
están asi mudados, que todos somos en quien
ya
llegaron los
quantos quisieren, conocerán sus postreros fines del siglo. Y pues
embustes. Primero carecia de-
ya
ha
muchos años que esto se
bienes ciertos: ahora carece aun · dixo,
i
nosotros qué confianza
de los aparentes. Apenas
tien~
tenemos l Llégase de priesa el
ya
colores con que se afeyte. Ya dia postrero: no digo el nuestro,
no está adornado de tiernas ftop mas el de todo el mundo. Cada
r es:
i
quánto ,menos tendrá fru-
hora nos amenaza la muerte,
to que
permanezca~
Si nosotros asi la de nuestro cuerpo , como
no nos enredamos ,
ya
el mundo Ja de todo el linage humano, por
no tiene
lazo~
con que nos ate.
los particulares peligros,
y
p~r
i
Y para qué
tardamos
de decir
los generales
en ·que cada
d1a
lo que e.s mas
fuerte~
Decimos caemos. Carga
sobr~
mi hom·
que perecieron las prosperida-
bre desventurado el temor de la
des del mu do ,
y
que se enva· muerte del siglo : como si no
necieron sus pompas.
J
mundo bastase para hacerme
miserab~e
todo perece ,
y
quasi da los pos-
el miedo de la rnia.
i
Porqué d1-
tieros anhelitos :
~_para
qué
nos simulamos nuestros espantos 1
trabajamos
por
mostral" que
to- No
podemos
estar
seguros;
pues
·do su valor
y
contentamiento ni · de nuestra singular muerte
se acaba; put!s vemos claramen· podemos escapar, ni de la co–
-te que
él
mesmo
~e acaba~
Ca
rnun.
Por
lo qual
ciertar:n~nte
es
no le faltan sus bienes
y
fuer- mal afortunada la cond1c1on de •
zas
antes de tiempo; porque su
los hombres mundanos,
y
mas
vejéz trae consigo flaqueza. La ahora en la despedida del mun·
edad postrera del mundo está do,
y
-en el desfallecimiento de
llen~
de males.' como la del
todas
J
as cosas ;.que de las .
pre~
h~mbre
es segmda de dolencias.
sen tes no pueden gozar;
porque
Visto
habemos ,
y
cada dia nos perecen : ni se recrean con la
p asa n
delan te
los
ojos en estas esperanza de las venideras; por–
ca n~s d ~l
mu ndo , hambres, que no las merecen. El deleyte
-p es t1le nc1as , desventüras ,
guer·
de
Ja vida pasa como sombra,
ras ,
temblor es de tierra , des-
que n\') se puede detener
pasan–
órden de los
tempo~ales,
mons.-
do su
~ uerpo:
y
la
v~nidera,
que
t ruosos partos de anunales. iPues es per etua; no ueae porque
qué es
esto,
sino yronóscicos del confien alcanzarla: ni se
aprove·
remate del
siglo,
que se
cansa chan
de
los
bienei
teinporales~
ni
(a)
2.
Cor.
10.