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Cartas
de
las
ll1ifsiones
de nuevo en la convcrfion de los
Chiriguanes.
Son
unos
ueblos
intrat~ol '~ s,
de feroz natural,
y
de
tal obfHna ion n fu infidelidad,
q
e jarnas pudie-–
ron v
nccda
los rr1as
fervorofos Mifsioneros.
Se
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nas ,
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das por horr.Qrofas tnontañas , qu.e
f
íli
·nd ·n cinqucnta leguas al
fie de Tar
ij~,
y
mas de ci
nto al Norte. Las Cart · s
q~1e
recibio
el
1
rovinci,
l , parecian inGnuar, qu havia
llegado
el
tien1po de la con erlion de · il:os Pueblos ,
y
que
íl:ab n
di ,.puefios
a
oir los Minifiros
del
Evangelio.
ombro para tan gloriofa emprcífa al Padre
}t1...
Hao Lizardi, al Padr Jofeph
Pons,
y
a
tnl :
havia
de
facilit
r la converfion de muchas
tras
1
a
~ io
..
nes
Infiel s 1 buen fue ffo de efie vlage,
y
quifo
el Pad re Pro ·inciJl acompañarnos, para reglar por
SI
rniftno lo qu
tniraba
a
la
nueva
Mlfiion.
Efia–
bamo diftanres
rnas de
ochocientas leguas
de
la
Ciudad
de
Tarija,
que
confina
con el
Pertt,
y
la
Provincia de Tucuman.
os embarcarnos al prin¡..
cipio de
Mayo
fobre el gran Rio
Uruguay,
y
gafia~
m
os
un
mes
para llegar a Buenos
Ayres,
de don•
ae
nos faltaban cafi quinientas leguas de
camino~
{ qui, como
ya
teng0 avifado , hacetnos Attefiros
iages en Carretas; pero 11 gando a San Miguel de
Tucuman, fon
tantas las
Montañas, que tenemos
que
arraveífar , y
fon tan
prodigiofamex
te
altas,
que apenJs las po cmos paffar en ululas. Para dar
a
V. R. alguna idea de
fu
altura ,
bafia decirle,
que eftando bafl:ante debaxo de la Zona Torrida·,
y
en lo prtncipios de Noviembre, quando fon ex.-.
cefsi
·os
los
calores en el Tucuman, caia
encin1a
le no
·· s. rnucha
bundancia
de
nieve. Una
no~
ha