Previous Page  56 / 524 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 56 / 524 Next Page
Page Background

48

LA INQUISICION DE LIMA

uDe seis a ocho años a esta parte, decían, es muy grande

la quantidad de portugueses, que han entrado en este reino

del Perú, (donde ántes había muchos) por Buenos Ayres,

el Brasil, Nueva España, Nuevo Reino, y Puerto Ve] o.

Estaba esta ciudad quajada de ella, muchos cassados, y los

mas solteros; habíanse echo señores del comercio; la calle

que llaman de los 1nercaderes era casi suia; el callejon to–

do;

y

los cajones los mas; herbian por las calles vendiendo

con petacas a la manera ·que los lenceros en essa Corte:

todos los mas corrillos de la pla<;a eran suios; y de tal .

suerte se habían señoreado del trato de la mercancía, que

desdel brocado al saial,

y

desdel diamante al comino todo

corria por sus manos

1 •

El castellano que no tenia por com·

pañero de tienda a portugues, le parecía no babia de tener

sübcesso bueno. Atravessabau una flota

enter~

con crédi–

to que se hacían unos a otros, sin tener caudal de consi–

deracion

y

repartían con la ropa sus fatores, que son de

su misn1a nacion, por todo el reino. Los adinerados de la

ciudad, viendo la máquina que manijaban y su grande

ostentacion, les daban a daño quanta plata querían, con

que pagaban a sus corresponsales, que por la maior parte

son de su profession, quedándose con las deudas contrahi–

das aquí, sin mas caudal que alguno que habían repartido

por medio de sus agentes.

uDesta manera eran señores de la tierra gastando

y

triunfando,

y

pagando con puntualidad los daños,

y

sien1-

pre la deuda prin<;ipal en pié, haciendo ostentaeion de

riquezas, y acreditándose unos a otros con astucia

y

ma–

ña, con que engañaban aun a los muy entendidos: creció

tanto su habilantez con el valimiento que a todo andar

hiban teniendo con todo género de gentes, que el año de

treinta

y

quatro trataron de arrendar el almojarifazgo

real.

11El rumor que había del gran multiplico desta gente,

y

lo que por nuestros ojos

vian~os

nos hacia vivir attentos

a todas sus acciones, con cuidadossa dissimulacion, quando

por un dia del n1es de agosto del dicho año de

treinta

y

l.

«Desde el mas vil negro de Guinea hasta la perla mas preciosa,J>

dice Aleayaga,

Carta de

15

de

mayo

de

1686.