CAPÍTULO
XVlii
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ta
y
pasmada, ensal<;ando la fee cathólica y alabando al
Santo Oficio,
cre~ió
la gente de tal modo a la última pri–
sion, que se
hi~o
en esta misma calle, que no se podia
romper por ella.
3
"Otro dia sacamos a la capilla unos
do~e
de differentes
caussas, y el siguiente despachamos las demas, y se ocu–
paron las diez
y
seys cár9eles antiguas,
y
otras que
.tu~
multuariamente se hicieron.
11Crecia cada dia la compli9idacl,
y
teníamos poca sa–
tisfac9ion del alcaide Bartolomé de Pradeda, por ser mu–
cha su cudi9ia,
y
particularmente despues que compró unas
ha9i
endas del campo en mucho 1naior quantidad que la
que
alcan9a.basu caudal: hallamos que estaba embara9ado
con las cabe9as desta
complicidad~
y
que los avia enpres–
tillado y metido en fian<;as, y que olbidado de su obligacion
y rendido al interes, nos tenia vendidos, haciendo público
lo que passaba en las cár9eles, y dando lugar a comuni–
ca9iones: pedia su infidelidad una severa demonstracion;
pero considerando veinte años de servi9ios
y
siete hijos,
y
andar con poca salud, acordamos que pidiesse
li9en~ia
3. «Ha causado g-rande admiracion en esta ciudad su prision, espre–
saba Aleayaga, por haber sido efecto de providencia particular de Dios,
que en esta accion mostró muy piadosos los ojos con que mira a este
reino, pues si su riqueza
y
libertad (qne
hay
aJguna en estas partes) los
arrojó a ellas para vivir con seguridad en su ley y sembrar]a; les puso
Dios un tajamar con descubrirlos, sin que costase diligencia humana al–
guna;
y
ha sido a.ccion que ha de ser pata honra
y
gloria suya, porquQ
en su castigo escarmentarán muchos,
y
se persuadirán los naturales de
por acá a abrazar con mas firmeza la fé
y
dejar sus idolatrías.»
Carta
citada
de
15
de mayo de
1636.
«Las demas prisiones que fneron sucediendo, añade el inquisidor Cas–
tro, como eran de hombres ricos, convino hacellas de día, porque en
los runchos y cuantiosos secrestos no habiera hurtos o faltas ... Iban los
ministros, alguacil mayor y notario de secrestos a ejecutar los manda–
nJÍentos (pasada ]a
pri~ion
grande de
11
de ngosto de
1635
que se hizo
de todos, entre las doce y una del dia, sin que se imajinase en la ciudad)
y como despues los muchachos y gente novelera estaban encarnizados
contra el nom'bre de judíos, esperaban a bandadas en la plazuela de es–
ta Inquisicion a todas horas,
y
en viendo salir los ministros, los seguían,
y
aunque muchas veces rodeaban ca11es por desvelallos, no
afn·ovech~ba,
con que muchas prisiones se hicieron con publicidad
y
ruido inevita·
ble, por el seguro de los secrestos, y en las que no babia este inCOilVe·
·ni
ente, se hacian con todo secreto.»
Qarta
de 8 de junio de
1641~
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