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.52

LA INQUISICION DE LIMA

caput alienum,

por estar convencido, con gran ·suma de

testigos·,

y

relajado al bra9

o seglar,

no se le pudo dar con–

forme los méritos, por un

desma.io

que le dió a la quinta

vuelta: cada dia tiene nue

vas testifi

caciones, que se le da–

rán en publicacion.

11En este tiempo, las pocas eár9eles que avia, estaban

ocupadas: crecían cada dia los denunciados,

porque el

Antonio de Acuña, Rossa

y

Corde,ro

iban siempre con–

íessando: y para poder recoger los que estaban mandados

.prender, con consulta de ordinario

y

consultores, acorda–

mos de despachar en la capilla las causas que estaban

determinadas a pena pública, y las demas con toda bre–

bedad; y que el alcaide Bartolomé de Pradeda dejasse su

,

aposento, passando a la cassa, pared en medio, que es

desta ynquisicion,

y

porque si ántes de prender los que

estaban mandados, se hacia esto, era dar a entender lo

qu.e. se trataba, acordamos se executassen primero las

pns1ones.

"Estaban diez

y

siete mandamientos echos de la gente

mas valida

y

autori9ada ·de la plaga, algunos dellos,

y

era

fuer9a caussase grandísimo ruido, cossa que nunca se avia

visto en este reino: conociendo la gran piedad

y

affecto

con que el Virrey, conde de Chinchon, ha9e qualquiera

diligen9ia en órden a honrar el Santo Oficio, nos pareció

darle parte desta resolucion,

y

que si quisiesse entender

algo della en particular, se le re9ibiesse primero juramen–

to, a que fué el ynquisidor don Antonio de Castro, avién–

dole oido con mucho gusto,

y

dado muestras del que ter–

nía, de saber quienes,

y

quantos eran lo::; pressos: hi9o el

juramento de secreto religiosíssimam.ente

y

prometió, si

fuesse menester, yria en persona a prender al mas mínimo.

"Hecha esta diligen9ia, se repartieron el dia de San Lo–

renzo diez

y

siete mandamientos en pocos ménos ministros,

y

se les dió el órden que avian de tener,

y

sin que ningu–

no supiesse mas del suio, el siguiente, que fué de Santa

Clara, ·desde las do<;e

y

media, que entró el primero has–

ta un poco ántes de las dos, se executaron

~os

diez

y

siete mandamientos, con tanto silencio y quietud, que

quando el pueblo sintió lo que passaba, estaban los mas

en sus cáryeles: fué dia del juicio, quedó la ciudad atóni-