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LA INQUISICION DE LIMA
caput alienum,
por estar convencido, con gran ·suma de
testigos·,
y
relajado al bra9
o seglar,no se le pudo dar con–
forme los méritos, por un
desma.ioque le dió a la quinta
vuelta: cada dia tiene nue
vas testificaciones, que se le da–
rán en publicacion.
11En este tiempo, las pocas eár9eles que avia, estaban
ocupadas: crecían cada dia los denunciados,
porque el
Antonio de Acuña, Rossa
y
Corde,ro
iban siempre con–
íessando: y para poder recoger los que estaban mandados
.prender, con consulta de ordinario
y
consultores, acorda–
mos de despachar en la capilla las causas que estaban
determinadas a pena pública, y las demas con toda bre–
bedad; y que el alcaide Bartolomé de Pradeda dejasse su
,
aposento, passando a la cassa, pared en medio, que es
desta ynquisicion,
y
porque si ántes de prender los que
estaban mandados, se hacia esto, era dar a entender lo
qu.e. se trataba, acordamos se executassen primero las
pns1ones.
"Estaban diez
y
siete mandamientos echos de la gente
mas valida
y
autori9ada ·de la plaga, algunos dellos,
y
era
fuer9a caussase grandísimo ruido, cossa que nunca se avia
visto en este reino: conociendo la gran piedad
y
affecto
con que el Virrey, conde de Chinchon, ha9e qualquiera
diligen9ia en órden a honrar el Santo Oficio, nos pareció
darle parte desta resolucion,
y
que si quisiesse entender
algo della en particular, se le re9ibiesse primero juramen–
to, a que fué el ynquisidor don Antonio de Castro, avién–
dole oido con mucho gusto,
y
dado muestras del que ter–
nía, de saber quienes,
y
quantos eran lo::; pressos: hi9o el
juramento de secreto religiosíssimam.ente
y
prometió, si
fuesse menester, yria en persona a prender al mas mínimo.
"Hecha esta diligen9ia, se repartieron el dia de San Lo–
renzo diez
y
siete mandamientos en pocos ménos ministros,
y
se les dió el órden que avian de tener,
y
sin que ningu–
no supiesse mas del suio, el siguiente, que fué de Santa
Clara, ·desde las do<;e
y
media, que entró el primero has–
ta un poco ántes de las dos, se executaron
~os
diez
y
siete mandamientos, con tanto silencio y quietud, que
quando el pueblo sintió lo que passaba, estaban los mas
en sus cáryeles: fué dia del juicio, quedó la ciudad atóni-