CAPÍTULO V
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se desposó con doña María Pizarro, lo cual estaba figu–
rado en ciertas palabras del apocalipsi,
y
que el ángel
de quien se dice en el cánon (no se entiende) es San
Grabiel-la trece, cuanto a lo que dice que aquel niño
Gravelico, nació para profeta en esta
tierra y que ha
de convertir los naturales della y que viene como venia–
clero profeta: que todas las dichas propusiciones avia .de
retratar el reo por la órden que nos pareciese, y que hacien–
do esto le podria ayudar y no de otra manera; y comuni–
cando con el dicho su letrado lo
suso~icho
y diciéndoselo
así al dicho fray Francisco de la Cruz, el susodicho dijo
que no lo queria hacer porque iban fundadas sin rrazon,
y tomando en mal sentido las cosas que se han de enten–
der en otro: y el dicho su letrado, vista su rrespuesta, se
desistió de la defensa del dicho negocio y causa, en pre–
sencia del dicho fray Francisco de la Cruz, el cual dijo
que avia por bueno que el dicho su letrado se desistiese
de la defensa de su causa porque conocia que su causa no
dependía de cosas de leyes, sino de dar satisfaccion en
razon de theulogía a las cosas que hicieren dificultad a
los theólogos. E despues desto, en otras muchas audien–
cias, quiere provar por las lecciones de un ·breviario con
que rrezaba, las cosas y misterios de lo que le dijo este
su ángel, trayendo, alliende de aquellas leccione.s, otras
muchas autoridades del apocalipsis y de la sagrada escri–
tura; y dice mas, que para declarar el principal argumen–
to y
su~tancia
deste
miste~io,
y que quiere Dios
remediar
espiritualmente esta tierra, queriendo mostrar a l.os ecle–
siásticos las faltas generales y comunes que ay en ella
para que echando de ver en ellas las procuren remediar.
Entiende por doña María Pizarra la comunidad ·de los
indios, y su madre y deudos, por los españoles, aplicando
las faltas de la doña lVfaría y sus deudos a los dichos in–
dios y españoles para que oviese freno en estas faltas.
Despues de seguir dando relacion detallada de la causa,
terminan los jueces:
''Lo que nos parece que advertir en este negocio del fray
Francisco de la Cruz a Vuestra Señoría es, que abemos
mandado ver las dichas sus confesiones para que se califi–
quen a las personas n1as doctas que se han podido hallar