CAP. ll-EL PRIMER HEREJE
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sus padres
y
abuelos jamás habían sido peniten–
ciados por el Santo Oficio de la Inquisición; que
las palabras ele que le acusaban las había dicho con
simplicidad
y
no de malicia, «por no entender el
dicho mi parte qué es sentido moral, ni saber leer
ni escribir, para que clél se pueda presumir haber
dicho las dichas palabras con dañosa intención,
sino á efecto que el padre fray Gil ha predicado
muchas veces en esta cibdad cohartando el poder
del Papa, diciendo que no tiene jurisdicción en
estas tierras ni á Su Magestad se la pudo dar, antes
Su Magestad la tenía tiránicamente y que sus va–
sallos no estamos obligados á obodecelle ni á sus
ministros,
y
poniendo duda si las indulgencias que
concede Su Santidad á las personas que rezan en
ciertas cuentas benditas, si las ganan ó nó, y que
los vecinos de esta ciudad son unos ladrones, ro–
badores, y tratando muchas pasiones en el p¡Jlpito
con personas particulares,
y
estas cosas, ,el dicho
mi parte
1
ha dicho que no le quiere oír, porque le
escandalizan, y lo que fuera de esto predica el dicho
fray Gil lo oye y crée el dicho mi parte como cató–
lico cristiano.»
El Fiscal Frias) mientras tanto, en desempeño de
su oficio) el día 21 pidió al juez que «luego, sin
dilación alguna, mande prender y prenda al dicho
Alonso de Escobar y le ponga en cárceles cerradas
y con graves prisiones, atento á la calidad del de–
lito, donde no le hable ninguna persona, ponién–
dole guarda de gente armada y á su costa;» y
como sabía perfectamente que en caso de mediar
una condenación había de ejecutarse sobre la per–
sona y bienes del acusado, solicitó, á renglón se-