CAP. II-EL PRIMER HEREJE
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dar al Rey facultad en esto de las Indias ni el Rey
puede ni tiene, ni puede pmveer con buen título,
declarando é diziendo á este confesante
é
á los de–
más vecinos é oyentes que no están obligados á
seguir al Rey ni al Gobernador en su nombre ni
á
las demás justicias que asisten en nombre ele Su
.Magestad, y el que lo tal usa peca mortalmente y
está en el infierno, y esto es público
é
notorio á hts
Ordenes que en esta cibdad están y vecinos;
y
por
estas razones ha dicho este confesante que la pala–
bra evalilgélica y dotrina quel padre fray Gil pre–
dica es santa
y
muy buena, más que en entró.ndo
en estas pasiones le álborotan el espíritu·, porque lo
deshonra públicamente,
é
que por esta causa é cau–
sas que dicho tiene dice este confesante no querer
ir á oille porque no le deshonre, porque se quiere
ir á la Iglesia Matríz á oir los oficios divinos y á
encomendarse á Dios é á su bendita Madre, que le
encamine y le á eche aquella parte que más se
sirva y á lo que dice el padre fray Gil que es pa–
labra luterana decir contra la do trina y moral que
él en tiende, este confesante dice que concede en
ello, é que quemen é castiguen al que tal repro–
bare;
é
que á lo que dice queste confesante tocó en
palabras luteranas, que lo niega, é del hábito del di–
cho padre y Orden salió el Lutero é no del deste
confesante: é questo es lo que responde á lo que
le es preguntado.
«Fuéle preguntado si sabe y tiene que es obligado
y son todos á oir los mayores, que son los letrados
y predicadores y creerles, por estar puestos pam
la
declaración del Evangelio, y siendo así que es la
causa porque lo contradice entendiéndolo de· otra