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LA
~NQUISICIÓN
sermón, el cual se encorn_ienda al predicador que
hay de más letra , opinión y autoridad, y no lo ha
de haber aquel día en otra parte, y así se avisa á
los monasterios, y todo, así el predicador como el
día se ordena por el Sancto Oficio, aunque es muy
bien acordarlo con el prelado, y con sú beneplá–
cito, como no derogue lo que al oficio se debg, y
aunque se pone pena ele excomunión, no se tiene áni–
mo de ligar sinó á los que por menosprecio dejasen
de acnclir, á los cuales, denunciando su culpa, los
absolverá con alguna pen itencia espiritual secreta,
no pecuniaria ni á la parle afrentosa, y á ·otros que
por descuido, negligencia, ó por no · advertir cle.ían
de ir, despedirá con alguna blanda reprénsión, ase–
gurándoles la conciencia en lo que á la excomunión
toca.
25. Todos los navíos que llegan á los puerto , de
cualquier parte que' engan, se uelen visitar por la
Inqui sición antes que por otro juez, y así lo hará, ha–
llándose en parte que lo pueda. hacer, examinando
los oficiales principale. del navío po.r las preguntas
que se le enviarán con esta instmcción, y si no lo
pudiere hacer por su persona, lo cometerá, y e.nviará
traslado de las pregunta al cura ó vicario que resi–
diere en el püerto, y aYi ará qué puerto hay pón–
cipa.les frecuentado ele navío donde convenga ha–
ber persona con particular comisión nuestra;y qué
personas hay á quien se la poder dar; y no habiéndo–
se podido visitar el navío en el propio lugar del
P.uerto, ele necesidad habrán cle·yenir á esa cibdad el
capitán mayor ó escribano ó algunos. pasageros; y
· así mientras ·otra cosa más precisa se provee, los