DOCUMENTOS
CXLV
cir y esparcir por dichas provincias, no sólo pape–
les y libros heréticos, sinó las mismas herejías en
la viva voz de tantos advenedizos, que no se sabe
qué religión profesan ni .si tienen alguna, según es
· el libertinaje con que se habla en punto de religión
y la disolución de costumbres que se va recono–
ciendo mayor cada día, á proporción del mayor con–
curso de extranjeros.
Los comisarios que para esto tiene deputados el
Santo Tribunal de Lima, por su limitada autoridad
y ningún interés temporal que tienen de sus oficios,
le hacen con notable remisión, y con la distancia .de
más de mil leguas que hay hasta Lima, se eterni–
zan los recursos y las providencias, y entre . estas
demoras se frustran las ocasiones de aprehender á
los delincuentes y se les proporcionan muchas para
la fuga después de aprehendidos, siendo imposible
después el hallarlos, ó por pasarse al dominio por–
tugués ó por internarse tierra adentro, desconoci–
dos, á' provincias remotísimas ó de cristianos, ó de
infieles.
Uno de los menores peligros que amenaza á nues–
tra santa fee en estas provincias, es de que por la
colonia de portugueses que está en frente de este
puerto, á la otra banda del río de la Plata, donde se
junta toda la escoria de Portugal y del Brasil, y no es
poea la levadura vieja del judaísmo que viene entre
ellos, se corrompa la masa de la cristiandad españo–
la, habiéndose ya observado de algunos aflos á esta
parte ciertas señales en noches señalada.s, que indi–
can juntas diarias ó nocturnas de alguna sinagoga.
La falta de ministros vigilantes sobre la pureza de
nuestra fee es causa de que no se apuren estos in–
<;licios ni se investigue la creencia de muchos, que
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