DOCUMENTOS
CXLVII
persuadido
á
que los han de tomar á cualquier pre–
cio)). Díjele entonces que eran prohibidos,
y
como
era buen cristiano, me rogó se los sacase de la tien–
da
y
entregase al comisario del Santo Oficio. Así
lo hice,
y
al mismo tiempo denuncié el otro que se
había vendido
y
la persona que lo había comprado,
pero por ser ésta de la calidad que he qicho, no se
atrevió el comisario
á
sacárselo, ni el que lo tenia, re–
convenido por mí
y
por el padre rector que era en–
tonces de este colegio sobre su prohibición y la obli–
gación de entregarlo, se movió á hacerlo,
y
se quedó
con él hasta morir.
·
·
El otro caso sucedió después de la muerte del se–
ilor Peralta, obispo de esta ciudad, entre cuyos ex–
polios recogieron los oficiales reales su librería; el
comisario actual, que es hoy deán de esta santa
Iglesia, tuvo noticia que había entre los de dicha
li–
breria algunos libros prohibidos; hizo con los oficia–
les reales alguna diligencia sobre que se le entrega–
sen, pero ellos se excusaron con el pretexto que no
podían defraudar de su precio á la Hacienda Real, y
así los vendieron con los demás en almoneda públi–
ca á uno que los despachó de aquí á los reinos del
Perú. Finalmente, seflor ilustrísimo, yo con la fa–
cultad de vue:;"tras señorías iré recogiendo buena–
mente, como ya he empezado á hacerlo, los que bue–
namente pudiere,
y
cumpliré con ello lo que V. S.
I.
me manda, pero conozco que este mal pide reme–
dio muy poderoso. Esto espero del ce¡o cristiano de
V. S.
I.,
cuya vida guarde
y
prospere Dios, nuestro
señor, muchos años.-Buenos Aires
y
Jnnio 6 de
1754.-Ilmo. Sr.-Besa las manos de V. S.
I.
su
más humilde capellán.-Pedro
de Logu.
(Archivo de Simancas).