XXXÍI
LA INQUISICIÓN
po y le llamaba de judío, y que había dicho que no
le rogasen porcierta persona, que le había hecho más
bien que Dios Ie p0drá hacer; 1a pual dicha nueva
información é proceso viejo se vió con el Licenciado
Merlo, ordinario é consultores, é el
Licenci~do
Cas–
tro, gobernador ·que fué destos reinos, y el Licencia–
do Valenzuela, alcalde· del crimen, y el Licenciado
Martínez, arcediano desta cibdad, y el Licenciado Pa–
redes, oidor del Abdiencia Real,
y
en conformidad
fué votado á que el dicho Francisco de Aguirre fuese
preso con secresto de bienes y en forma.
E después de así votado, lo consulté con el señor
don Francisco de Toledo, visorrey destos reinos, y
dende algunos días que sobre ello platicamos y con–
ferimos, así cerca de la orden que se debía ele tener
en la prisión, como ele la persona que lo había ele ir á
ejecutar, fué acordado que se encomendase á un Pe–
·dro de Arana, hombre hábil y solicito, de quien se
hubo toda buena relación; y porque se tenia informa–
ción que el dicho Francisco de Aguirre estaba mal–
quisto con todos los vecinos ele aquella provincia, y
queeran hasta cinco
ó
seis personaslas que le podían
favorecer, se le dió orden al dicho Pedro de Arana
que, sin lo tratar ni comunicar ·con nadie, fuese
á
la
dicha provincia ele Tucumán, y se le clió provisión
del señor Visorrey para que quedase en el entretan–
to por gobernador un Miguel ele Arcliles
ó
Nicolás
Carrizo, de quien S.
E.
tenía .toda buena relación,
hasta tanto que S. M. ó el dicho Virrey, en su nom–
bre, proveyesen otra cosa., y .se le dió provisión para
que, si fuese
neces~rio,
diesen auxilio para la dicha
prisión, é favor é ayuda., y sobre todo juró ele guar–
dar el secreto y que no lo comunicaría cop persona
alguna y se le dió por escri pto y le informamos lar-