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LA INQUISICIÓN
aquellas palabras no le costarían nada, ni le echarían
en la cárcel por ollas,
y
que quien lo había reprendi–
do merecía más pona que quien la di,io, fné sen–
tenciado
á
que oyese una misa rezada
y
en una multa
de dos pesos .
Para fallar estas causas Cerozuola hubo allí. de
consultar á un liceneiado Yalenzuela, que lo había
sido en Córdoba,
·y
aunque no e Yieroll con ol Or–
dinario, como lo mandaba el código del Santo Oficio,
confesaba que no queria excusar su ignorancia; «pe–
ro si se toma en cuenta, agregaba, el peligro en que
allí Yiven todos los que nu eYamonte entran en aque–
lla tierra, creo que morescía más pena por el tiempo
que allí me detu ve, que no por haber aguardado á
requerir al Ordinario .>)
1
El
23
de Junio partían al fin Bustmnante
y
\rrie–
ta para Panamá. De pués de oebo clias, llegó nue–
Ya
á
los que se quedaro n en ::\ombrc de
Dios ~
que
el doctor so había enfermado en el camino h3 ta
llegar allí
á
caer á la cama,
y
que había falleeiclo
al cabo de seis días . ccDios le perdone, e cribía Al–
cedo, que él se gobernó mal,
y
así acabó sin entender
que se moría. »
2
Cerezuela
y
Alcedo, e habían retar-
r. Relaciones de causas,
t.
I, hoja 2S.
2 .
Carta fecha en Lima
á
r. '
de Enero de 1S70. Arrieta, por su
parte, escribía en 3o de Junio de ese año que el tlia que salieron
de Nombre de Dios, se le huyó un escla\·o
á
l3ustamanle
y
que úlro
se le quedó en el camino; pero como era hombre atan congojoso
y
tan amigo de no perder nada, que recibió desto mucha pesadum–
bre,
y
tanta que aquella noche le dió una calentura,
y
aunque los
esclaYos parecieron, la calentura continuó,
y
con muy gran trabajo
lo llevamos
á
Panamá
á
26 de Junio. » A pesar d e que al doctor se
le purgó
y
sangró, murió el dia 3o, en presencia del Virrey, del Pre–
sidente de la Audiencia, etc.