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procesado en sus dióce i á Ya rios reos ele fe, de los
cuales podemo enumerar Jo
siguiente. :
El Ordinario ele Nombre de Dio
había enlen–
~i aclo
á
un P edro Sánchez Barbudo, porqu e dijo que
no sería Dios Dio ,
i no Yenia á ca tigar á u mu–
j er;
y
se le formó otro proce o porque dijo que Dios
no podía ni tenia que da r más de lo que había dado.
Sentenció tambi én otro proce o contra In6-· Nú–
üez, mujer ele Diego de León, Yecina de aquella ciu–
dad, porque elijo que no ·e había ele hacer lo que
Dio manda. e, sinó lo que el diablo quisie
c.
Itern, uno contra 1
4
rancisco Hodrlguez, herrero,
sobre que dijo rifi onclo con una negra, yéndose
á
hol gar, dia ele Nu e. tra
efíOl'a, que r enegaba ele la
ft osta
y
la daba al diablo.
OLro proce o, entcncindo también por la
j
u ti cia
ecle
i á~
tica do l\ombro do Di os, contra un doctor
Andrés J.e P eneclo, módico, .·obro que dijo: Yoto
á
Dio que ya no o.
tá
Dio entro judío , queJe ucri -
to no habia de andar entre judío , y que habla cria–
do Dios á los ángeles malo con libre albedrío
y
á
los malos s in él,
y
que le babia acon ojndo un amo
s uyo que todo lo que Yi ose bneno lo echa e á mala
parle .
Esta li sta de lo procesados por la justi ia ecle–
. iástica, es,' sin duda, incompleta , porque según lue–
go veremos, los inquisicl ore de Lima enco ntraron
á s u paso por Nombre de Dios, notic.ias ele otros reos
cuyos nombres
y
delitos no cuidaron do especificar
en s'u correspond encia al Consejo de Inquisición
resid ente en Madrid.
Con fecha 25 de Enero de 1569, Felipe II dictó la