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p~rpetuacion
de su recuerdo, estando expuesta
á
la in–
con
~tancia
del tiempo una relacion hecha de pluma,
y
en un solo ejemplar, si no la conserva el modelo
y
-e
tampa de
l~
prensa en multiplicados
ejemplares
que puedan m3.ntenerla
COJl
firmeza,
y
propagar
Sl:l
noticia.
Esta reflexion me anima
á
solicitar la impresion de
este cuaderno, encontrado por acaso en el archivo de
este Monasterio, siendo éste un original de la relacion
síncera, que
á
impulso de la obediencia de su Director
espiritual el muy ilustre señor D. Mateo Amusquibar
t
sugeto recomendable por la virtud eje•1plar con que
edificó esta ciudad en el respetable empleo de Inquisi–
dor de estos re \ os, á quien se dirige la carta puesta á
la frente del capítulo
I.)
compuso la Madre Providen–
cia, hija primogénita, del espíritu de nuestra VeV;,erable
l\f.~
rlre Antonia, testigo ocular de la heroici&ad de sus
acciones, é íntima confidente de los secretos de su alma.
Puéde suceder que la severidad de la crítica eche mé–
rios en esta h-istoria la pompa
d~
la elocuencia, la ar–
monía ele los sucesos, el método ele las obras de este gé–
nero, y los domas ornamentos con que viste sus discur–
sos el arte ele la retórica; pero será injlJ{Ita la censura,
si se atiende á los motivos que empeñaron á su autora
á
hacer esta relacion,
y
la flaqueza de una mano feme–
nina, que no hace competencia á los letrados, conten–
tándose con la sencillez de la verdad, desnuda de los
adornos con que se averguenza la modestia.
El moti
YO
que tu
YO
la Madre Providencia para for–
mar &3te pequeño volúmen, ademas de la plenitud de su
1
obediencia á las órdenes de su director espjritual, fué
el mismo que expresa ella al fin de este precioso monu–
mel t ~·
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es la honra
y
gloria de Dios; para que su
Mag ,~
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~ea,
alabado en la grandeza de sus obras, y la
edifi
1,c::. )'l
de la"
l~eligiosas
Nazarenas, poniéndonos
á
la vi .-,
L
un domé tico ejemplar en la vida de la Heroi–
na q
.w
t
)\·antó la bandera de este sagrado Instituto,
provuc<tndono::; con sus virtudea
y
ejemplos,
á
ser muy