-
1~-
·
~xárnen,
v Ja
reprobacion
de personas
rccon1endaLI
~
1)0r sus
ai1tecedentes
y
ciencia conocida.
Me1chor Cano aplicaba á los jesuitas, en su propio
nacimiento,
y
casi
á
los oidos de San Ignacio, aquellas
palabras de San Pablo-"en los últimos tiempos se ve–
rán ho1nbres
amante~
de sí n1ismos, avarientos, vana–
gloriosos, soberbios, maldicientes, enernigos de la paz,
calumniadores, aparentando piedad,
pero·
verdadera–
mente arruinarán el espíritu
y
la
vhtud;
1nas·
los
pro–
gresos que ellos hiciesen, tendrán sus límites, porque
será conocida al fin su locura.))
En otra
ocasi0n decia:
"¡Ojalá que se diese credito á estas palabras lUÍas!
Si
se deja 1narchar
á
los padres
efe-
la co1npañia al paso que
han empezado, quiera Dios, qu'e· no llegue tie1npo en
que los n1onarcas les quieran resistir,.
y
no lo puedan. n
Escribiendo
a
un padre Gerónimo, ponia estas pala–
bras-"esta órdenes de negocios, con1'o
dice
v..,..
P. No
puedo disimular el fuego qne veo prendido para abra–
sar y asolar el rnundo·; 1nas
yo·
soy con1o Casandra,
que
nunca
fué
creicla, hasta que Troya se perdió
sin
re–
medio.))
El señor Brousevel, arzobispo de Dublin, escribía
nsi dos años despues de la muerte do San Ignacio–
"existe una compañia
y
se llmna de
jesuitas,
que
en–
gañan
á
muchas personas, viven con1o los escribas
y
f~1riseos,
ton1an varias fonnas
para
conseguir lo
que
pretenden: con los gentiles serán gentiles, con los
jn–
dios-judios, novadores con los novadores,
y
ateos con
los ateos, para conocer vuestras intenciones
y
vuestro
corazou. Dios, parajustificarsu ley, estirpará.esta corn–
pañia por la mano de los misn1os
qno
la hubiesen
so–
corrido,
y
sera odiosa
á
todas las Naciones.»
r-
13.
En Francia encontraron los jesuitas
nn
podero–
~o"protector
en el obispo de Clern1ont, ademas del car–
denal de Lorena, rogado por
San
Ignacio para
que
pro-~
tejiese
á
la compañia. Por
las
instancias del Cardenal
el Rey Enrique
II
expidió letras patentes de
aproba–
cion, y permitió que pudiesen edificar casa y colegio
únicamente en Paris,
y
no en otras ciudades.
Para
pro–
~~der
con madurev,
quiso oir el
parlamento
ni
obisro