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Ulas horas de coro que en el Santísimo Sepulcro; sobre
todo cuando celebra de Pontifical el Reverendísimo P. Cus–
todio
ó
el Excelentísimo Sr. Patriarca D. Jose Valerga.
Este dignísimo Patriarca no tiene otra
Y
glesia Patríarcal
ni otro cabildo que la
Y
glesia
y
comunidad de los frayles
menores: estos son sus canonigos, sus sinodales, sus con–
sejeros , en una palabra sus pies y manos , para las funcio–
nes patriarcales y direccion de la Diocesis. En los demas
conventos de Tierra Santa se celebran igualmente los di–
vinos oficios con magnificencia, pausa y gravedad,
y
en
todos se observan las austeridades de la regla de S. Fran–
cisco, la oracion, los ayunos y abstinencia ·de la Ygle.sia,
y
de la Orden. En los IIospicios, donde solo hay dos
ó
tres religiosos sacerdotes no se pueden hacer las funci–
ones que se hacen en los conventos, ya por falta de su_
ficiente numero de religiosos, ya por estar continuamen-
te ocupados en la predicacion del evangelio, instruceion
tle la juventud, y direccion de las Parroquias; pero se oh-
serva la regla serafica, los ayunos, abstinencias , oracion,
lectura espiritual, y otros actos de la vida religiosa. Ade- :
mas en los días festivos se celebran los divinos oficios (
con la solemnidad posible, con edjficacíon
y
asistencia de
los fieles. Aunque no hubiera mas que lo dicho, seria ya·
bastante para que todo cristiano mirase con amor
á
los
frayles menores de Tierra Santa; pero aun hay mas.
Los hombres han admirado admiran
y
deben admirar
á los misioneros catolicos que dejan sus padres
y
pari–
entes, sus comodidades
y
su
patr.ia, para ir á predicar
el Evangelio por el mundo. Se hacen elogios de las mi–
siones de la China , del 1'onquin, del Canadá.
y
otras
partes. Se
le~
emhian limosnas para atender
á
las nece–
sidades del culto, de los misioneros
y
de los fieles. No
·hay
cosa
~nas
justa que esas limosnas
y
alavanzas á los