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HIS'.rORIA ECLESl.ASTJOA
hau brillado en Jos tres últímos siglos co–
mo defensores <le
la,
Iglesia; entre
ello~
son
célebres: San
Cario~
Borromeo, San Fran–
cisco Javier, Santa
~ere.;¡a
de Jesús, :Mada–
ma
Ohau~al,
Sa.u
Vicente
de
Paúl,
San
:H'ranoisco
de Paltl, San Francisco 'de
Sálfü,,
lt'I'ay Luís
de
Granada,
el
Cardenal
Cüme–
ros, el respetable
o..lero
galicano con Bos–
snet
y
Fenelón,
J\iassillón
y
BordAlue,
y
en
nue~ti;-os
días Ob?tteanhriant,
Bálme~,
Lacordaire, el Padre Ventura,
Augusto Ni–
colás
y otros
mucho's. También la Améri –
ca apenas convertida
á
a ley de Cristo, ha
producido
admiraqle~
sa.ntos:
San li"'ran–
cisco Solano, Santo Toribio
Mogrobejo
Ar–
zobispo . L .
a,
Santa Rosa
(l'le
Lima
pa–
trona
del
l?erU:
y
de las
América~,
11na
<l.e
las virgeue más
peniteu
tes
que honran
á
la
cristi trilltla( ,
y otros
muchos
santos y
es–
critores que pueden
considerarse
como
campeone~
del Catolicismo.
Esta.doactual.-Sec11nd.atla la
Iglesia
pot·
los trabajos de tan dig·nos hijos
p1·ospera
hoy
rátlidamente: en Enropa, además de
Francia, Eispaña,
Portugal, Italia, Irlanda,
.Austria, B:tviera
y
algnnos
otros Estados,
en
los
que
domina.
el
Catolicismó, sigue
hacíeudo
importantes
conquistas
en
Ingla–
terra,
Prusia,
Suecia, Dinn.ma.rca
y
Rusia.
En
Asia se
nota nneva
vida
en las
lgle~ia.s
de Ja India
y
la China,
y
eu el Imperíq Ma–
hometano, gracias
á
los trabajos de los
Lazaristas.
En
África
y
Oceanía obtienen