POJl, MANUEL
M. SALAZA1'.
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CAPÍTULO
.XXVI
CONOLUSIÓN
Maircha deJa Igles-fa-1\(fedfos c0n qlile cue11ta- Defen–
sores de
la,
Igle;ia.-Estwdo actual.
Maroha de la
lglesia.-Oombatida,
la
Iglesia dura111,te les
diez
y ocho siglos y
me~i~
que> Ueva de establecida por les So–
beranes,
filósofos, herejes
y
por todos los -
poderes de la tierra, h.a seguido su marcha
progresiva;
y
despl
!l.ésde
tantos
combates~
aflicciones
y
disturbios
se encuentra hoy '
triunfante, realizando
la }Ilejora
de
los
in–
dividuos y de laiS n
Ct(i)nes,
y
eBcam.Inando
á
Jas soC'íedade-s po el
sendev0
de Ja
virtud
par~
consegmr
l
regeneraici61il
de Ja hu-
,
:nl~nida<t,
fin
sup
~mo
á
que la
destinó la
Pr(i)viden~ia-.
Medios con que cuenta
Ja
lst"lesia.-Para
realizar '.su sa:nto fin }a
Iglesia
lila c0n:tado
sierripr~'
con p6'derosos
elementQS:
la
pro–
tección de Dios que no le
faltará
basta la
consHmación
de los
siglos;
la
pureza
de su
<loetrina que
persuade
á
la l'az©n
y
dulci–
fica: las
C(i)Stum
bres;
la
~.angre
tau fecuntlla
d~
sus
innumerables
mártires;
las
virtndes
de
sqs
s~ntos;
Jos escritos de sus sa:bios,
y
los
trabajos de
sus
heróicos misione:ros
que
sólo
buscan
almas
que convertir-.
Defensores de la
Ig•esias.-Graode
ha .si–
do el número de varones · eminentes que