la Iglesia, se había hecho indispensable Ja
necesidad de una reforma. Gregorio VII
trató de realizarla,
y
queriendo regenerar
á
lia sociedad
y á
la
Iglesia
por
medio
del
Cristianismo,
se propu:so establecer una
teocracia
n.niversal en
que Jos
Reyes
y
se–
fiores c.r.1.e la
tierra
~ecibiesen
sus
ins¡piracio·
nes
y
estuviesen sujetos
á
Ja auteridad del
Papa, poder supremo
y
superior
á
todos
como
emanado
de Dios. -
P~ro
Híldebra.n–
do
tuvo que s@stener una
lacha
terrible
con lGs
reyes,
cuyo
poder
qu8ría
limitar,
con los sacerdotes, cuyos
de~órdenes
que–
ría
reprimir,
y
con
tod.oslos
que
vivían del
trático
e~cand.aloso
qne se hacía de las
dJiguid!ades
ecles·ástief)s;
y
~anque
gracias
á
su actí VJ
a
g~uio
y
cat-ácter logró im–
plantair
a;
g~
n s
ref<,nma:s,
n a! pudo realizar
su plan
~ó
'3n o má·s crucl@ de
la
lu–
eha.
E
sus
sace~oves
son
notables
Urbano II, 0l p.romovedor de las Cruzadas,
que
continuó la
.guerra de
las
Investiduras
y
sostuvo dignamente l&is ideas
de Hilde–
brando,
y
Oalixto II
que,
aimante de la paz,
celebró el
C<l>ncordato
de
Worms
en que se
recomoció la
1
~ib~rtad
de la Iglesia en los
as'1!lntos
espirituales.
Restauración del 1•oder papal, .\Jejan–
dro 111,
lnocencio
111.-Durante
la
época
de las Cruzadas
los Papas que,
como
jefes
de la cristiandad, las
habían promovido
y
autorizado, cons0lidaron el prestigio que
desde Hildebrando habían recuperado.