192
CTISTORlA ECLESIASTICA
cencio VII
y
Gregorio XII (Angel Coradio)
que sucesivamente gobernaron en Roma;
á
la
muerte de Clemente
VII,
le sucedió en
Avignón Benedicto XIII
(P~dro
de . Luna)
que dominado por
un
carácter obstinado,
opuso insuperables obstáculos para conse–
guir
un
avenimiento.
AJ
fin,
para.
f>One~
termino al Cisma Jos cardenales de las
dos obediencias, de acuerdo con Jos Prín–
cipes, se reunieron en el Concilio de Piza y
citaron
á
los dos Papas que, habiéndose
negado
á
comparecer, fueron depuestos y
elegido Alej·andro
v,
con lo que hubo tres
Papas y el desórden y confusión llegaron
á
su colmo. Muerto
Al~jandro
V,
á
los diez
meses de su elee0i6n,
le
sucedió Juan
XXIII ( alt
Z'
r
Oossa) que
á
instancias
de
Sigh~mundo
Emperador
de
Alemania
convocó
e
-onciJio de Constanza para res-.
tablecer la unidad de la Iglesia. Esta asam–
blea depuso
á
ros tl'es Papas
f
eligió
á
MaFtín V. Juan XXIII y
~regorio
XII ab–
<li.paron,
y
Benedieto
XIII,
que
se
negó
obstinadamente
á
hacerlo, abandonado por
sus partidarios, se estableció
en
Peñíscola,
en donde se consiueró hasta su muerte co–
mo Papa legítimo. Parecía terminado
el
.Cisma cuando Jas desaveniencias de Euge–
ni..o
IY con
el
Concilio de Basilea que le
depuso y eligió
Félix
V, amenazaron
á
la
Iglesia de una nueva separación;
pero
el
Ooneilio de Basilea no pudo sostenerse
y
Félix V
abdicó en tiempo de Nicolás
V,