POR MANUEL M. SA.LAZAR.
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Los sucesores
d0
Clemente V continua–
ron en Avig-nón somet.idos
á
Jos reyes
de
Francia,
desp11estigia:ntlo
así el
.Ponti'fic~do;
los
más
mota.bles
son: Juan
XXII. que
eS·
candalizó á la Iglesia
e~tableciendo
una ta–
rifa pat'a las dispensas
y
dej6
;li
sn muérte
18 millones de escudos en su tesol"o; Ino–
cericio
IV,
en
cuya
épcH~a
Riensi pr-oc-lam6
la-Repú.bHea Romana,
y
GregoFio X],
qtH~
afectado
por
los
disturvios
d.e
Italia,
aban–
donó
á
Avignón
y
se
traslad6
á
Ifoma,
ter–
minando entonces. la
(Jautiv.ideut de
Babilo–
nia
[1876].
Gran
Cisma
de
Occhlente.-A Ja
muer–
te de Gh·eg
rio
XI
(t'té
elti\gido
lJrbaoo
VI,
que
d@t'
d,
nn
e~rácter
sever<>, tra–
tó
de reformttr
fa.,
cof1mmbrea relajadas de
los Cardena s
o qne., ai:repeEtidos. es–
tos
de su elección,
e
retri aron
á
Agnani,
intimaron al Pontífice 'que :renunciara, ale–
gando
que
su
elección
No
babia sido libre,
y
eligieron
á
Ro~erto
de
G~nebra
que to–
mó el nombre de
Clemente
VIL Así
la
Igle–
sia
se
víó
di
vidída
por el Gran
Cisma
de Oc–
eidente
que
duró 50
añ:os, esca.nda.lízó
á
la
Cristiandad
y
acabó de desp;restíg-iar al Pa–
pado (1378).
Urbano
VI se
estableció
en
Roma
y
CJemeúte VII en
AvigBón.
Estos
dos :Pontífices rivales se
e~com.ulgaron
mú–
tuamente
é
hicieron ineficaces los esfuer–
zos
de
l@s
soberanos
y
de los paeblos cató–
licos
pa.rai
restablece!'" et' ót>clen.
Urbano
VI tuvo por suces,ores
á
Bonifacio IX, Ina-