POR MANUEL M. SAL.A.ZAR
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la
Compañía de
Jesú.~,
nueva
Orden religio–
sa instituida para luchar contra el Protes–
tantismo
y
sostener el
principirc:>
de autori–
<l
ad. Esta
Orden llegó
á
ser
el
más
fn,er–
t e apoyo del
PonMfi~ado.
San
Ignacio
de Loyola.-En la época en
que
los franceses pusieron
sitio
á
la ciudad
de Pám
plona,
fué herido
Ignacio
de Loyo–
la,
caballero
guipuzcoaDo, que se
hábía
clistinguído en la . carrera
de las
arm.a.s.
Durante su convalecencia se entregó
á
la
lectura dª Ja_vida de los Santos;
y
dotado
rle
una
im>aginación
ardiente,
á
la vez
q'ue
de
una
gran sensibilidad,
se encontró
tan
conmovido, que desde ese momento resol–
vió abandona e
·
.nqo
para dedicarse
á
su salvación.
e
Íecido de
sus
Jierída~
principió
una ·
austera en la capilla de
Monserrate,
~
b:a-iné
do e consa'grado ca–
ballero
de~
la Santa Vírgen, emprendió un
viaje penosísimo
á
Ja Palestina en donde
visitó eJ
Santo Sepulcro
y
regó con ·sus
lá–
grimas
l~i
tierra
que había santificado el
Renrletor.
De
i;egreso
á
Europa pensó en
establecer una nueva Orden religiosa; pe–
ro
ántes crelfó
necesario instruirse,
Y.
á
la
edad de 33
años
principió el estudio del
latin, filosofía
y
teoJog·ía
en las _principales
universidades de
España. Pasó
en
segui–
da
á
París
donde, termiJJados sus estu–
tlios, :se unió con seis de
su~
eondiscípulos:
Pedro Lefebre,
Diego Laines,
Frapcisco
Javier, Alfonso
Salmeron, Nicolas
Bova.. ·