GFNERA~.
~19
1
:1
dominio
de la. he regía. As{
que
el E pis-
Sfgle
~':opado,
que
para
tantos
es
el fruto del
ma-
XVII.
~ejo
y
el
término de
hi .
ambician,
fué para
'
¡él
un
motivo
de
vivos temores,
y
el
pr!n-
'cipio de
sus
mayores trabajos. _
Ya
era .
Coadjútor de Ginebra
quando
asó
á
París
á
negocios
efe
la
ReligiQn ,
en
onde
todas las persooas mas
distinguidas
en
ti
s ~1cerdocio
y
en e
1
estado
se
a
presurá–
·rnn
á
dlrle
muestras
de
.su
e5timacion. En...
'"ique
IV , que sabia quán
Útiles
son
los
buenos
Obispos
á
la sociedad
civil
trabajan–
do por
la
gloria
de
la Religion ,
hizo quan–
to
pudo
para
atraersele :
y
aunque
por
una
parte
las
flaquezas
muy
públic~s
y
por
la
f>tra
una
santidad
va reconocida hiciéron
J
una
gran
diferencia entre . el
Monarca
Fran-
ces
y
el
Coad
ju~or
de
Ginebra ; sin
embar•
go
tenian
al
mis.motiempo
semejanzas fun–
dadas en
bellas qualidades, que se
notaban
en
el
uno
y
en
el otro :
una
n1ism~
dulzu–
n,
una
n1i~ma
franqueza,
una misma
no–
hle7a
de pensamientos
y
un
mismo fondo
de beneficencia
y
de
hun1anidad , de
s•Jerre,
que de
todos los
Príncipes
Cat6licos
de aquel
.
/
.
tiempo Enrique
era acaso
el
untco que se
ha116
en
estado de apreci a r dignamente el
mérito
de Francisco de
Sales.
Ofreci6le
el
.
.
,
pnmer
Obispado
que vacase en
Francta,
o
á
lo ménos una pension de mil escudos
pa–
ra