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~Ó
HISTORIA
ECLESTASTtCA
S1g1()
Ila ·
igualment~
tn Jas
ob~as
de
lo5
vérdade
XVII ..
ros
y
falsos contemplativos,
~c6mo
se
ha
de
distinguir
baxo
UDJ S
n1ismas
expresione
con un
misrro
lengu age,
y
un mismo
fon
do
de
doctrjna ,
aquellos
que
pueden
segui r
se como
guias
seguras),
de
l<'s que nos
llevan
á
un
camino
de
error
y
de
ilusion {
A Ja
sombra
de esta semejanza han
engañado
por
algun tiempo los pretendidos
espirituales
del
siglo XV11 ,
y
en
]os
anteriores,
y
han
ad–
quirido en el mundo Ja estin1acion
que no
·merecían ;
pero
los
triunfos
del
error
son
pasageros. La Iglesia,
depo ~ itaria
de
la
ver•
dad ,
discierne al
cabo
á
los
Doctores
que
J
•
la
enseñan en toda su pureza ,
de los
que
la
altera n
ó
la corrompen
por
una
mezcla
3rti6cio sa
de
doctrinas c" t.rañas , por
engá·
ñoso que
sea
á
primera.
vista el exterior,
con
que
estos
prc;curan
di~frazarse:
y
ent6nces
arranca
con
su mano
y
despedaza el
velo
de la impostura,
y
su juicio fixa para siem·
pre
1os espíritus sobre los
principios
que se
deben
admitir ,
y
los
que
se deben
despre·
ciar :
y
esto es
lo
que se
ha
visto sin
in–
terrupcion
de
edad en
edad
en
la
historia
de
todas
las heregías de que hemos
habla•
do,
y
esto
es
tambien
lo que se ha
visto
en el
siglo
XVII en el negocio
del
Quietismo.
· A eso del año de
I
57
5
se
descubrió en
España una
secta
de
falsos espirituales,
á
quien
da-