CENERA~
~I
sion
de los
escri"ios
principales publicados por
]os
que se decían discípulos de San
A
gus–
tih ,
y
defensores de las verdades de
la gra–
cia;
de que en
las
circunsta~cias
presentes
la -subscripcion de una
fórmula
de
fe era
la
única
vi
a que podia conducir
al
fin
á
que
se· dirigia :
que este n1edio no era nuevo,.
porque se hJ bia puesto en uso
m~s
de una
vez
por la Iglesia , con felicidad en coyun..
turas semejantes
á
las
en que se hallaban:
y
que la f6rmu1a propuesta en
e1 negocio
en que estaban empleados, no debia
inquie ...
tar
á
nadie
por no contener cosa
alguna
mas que lo que estaba claramente definido
en
los Decretos de Inocencia X.
y
de Ale–
xandro VII. ,
y
recibidos con una perfecta
c.onformidad por todas las
Iglesias ,
y
par–
ticularrnente ·por las de Francia. Los Comi–
sarios expusiéron
muy
á
la larga todas las ra–
.zones en qu€ habian fundado
este
acuerdo,
y
añadiéron que el Rey deseaba que no se
'eparasen hasta haber puesto
la Últin1a
ma–
no
á
este
negocio. En efecto
Luis
XIV.
ha..~
bia manifestado sus intenciones tocante
á
esto
del modo
n1as
puntual , porgue
la
experien ..
cia de Jo pasado
le
obligaba
á
temer
el orí..
gen de una nueva secta ,
y
Jos males
infini~
tos que el espíritu de partido causa siem·
·pre ·al Estado guando se . ]e ha dado
tiem•
po de aumentarse
y
de reforzarse.
Re-
Si~lo
.
'
XVII.