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4S
'durante los quales hubo mas de cinc11enta Siglo.
juntas: se leyéron todas las n1emorias
pre-
XVli.
sentadas por los defensores del Obispo de
lpres:
se pesáron maduramente todas sus ra-
zones ,
y
sct
verificáron todos los
textos
que
se alegaban para
la defensa
de
su Maestro
y
de su doctrina.
El Papa,
á
pesar de su
avanzada edad ,
asisti6
á
las diez
úl
tin1as
jun--
tas , que
duráron cada
una
qua tro horas,
y
en ellas hiciéron por su órden los Consul-
tores la relacion de su
u·J
bajo.
De todo lo que se acaba de leer se si–
gue ,
·que si hubo
en algun
tiempo
en
la
Iglesia un
negocio
de esta naturaleza trata–
do con
prudencia,
y
con
n1adurez, é-;re es
uno. Los
dos partidos
tuviéron
todo
el
tiem–
po
y
toda la libertad que podian
desear
para
exponer sus medios, poner sus opiniones
y
razones
en Ja
mayor claridad,
presentarlos ba–
xo los aspectos
f:1vorables .,
fixar
clarJmente
el s ntido que daban
á
las proposiciones so–
metidas al
exámen ,
y
separar
las que creian
Ó
f1l~;as
ó
extrañas,
ó
n1al explicadas. Es
de
admirar que durante todo el curso de esta
larga discusion los defensores del Obispo de
Ipres
no se qucjá ron jam:1s,
de
que se
les
imputase
á
ellos
ni
á
su !v1aestro una doctri–
na que no fuese la de eflos
y
la de él , lo
que ciertamente no hubieran dexado de ha–
cer, si hubiesen tenido
fundamento
para
ell o.
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