GENERAL.
4
I
7
1
erar
la salvacion de los
que
llegan
á la
Siglo
icidad eterna pero de un
modo
diferen- XVIL
, en el uno determinando
á
la voluntad por
eficacia de
la
gra€ia ,
y
en
el
orro
dan-
' al libre albedrío una fuerza que no tie..
· de. sí mismo,
y
que
usa
6
no usa de
.a segun le place.
Los que combatian la doctrina
de
Mo..
1a ,
la
atacaban con tanta mas con6.1nza,
1anto habian
hallado
contrarios aun en la
isn1a
compañía. Henrigue Henriquez que
1señ6
tnuchos
años
T eología
en Salaman–
L
con
estimacion, hizo
dos censuras
muy
gurosas
contra el
libro
de su compañero,
1
las.
quales
ni
aun
L1s
ca
1
ificaciones
1nas
uras
le perdona. Sen1ejante exemplo -no po–
ia disponer
á
los
Dominicos
á
tratarle con
1as dulzura. Bien pronto se
~upo
en Ron1a
1
encono
que
causaba
en
España la com–
etencia de
los
Teólogos defensores
de Jos
los sistemas ,
y
para
at3
jar las malas conse–
}Üencia~
aboc6
á
la Santa Sede el negocio
1
Papa ,Clemente VIII , cuya importa
ocia.
:on.oci6 no solamente porque se trata ha de
as materias ·mas delicadas de toda la Teolo–
rta,
sino
tambien porque en esta causa los
'
d
1
partidos opuestos erJn
os ordenes , cuyo
honor tiraba
á
conservar sin la decision de
opiniones. En conseqiiencia de esto estable–
ci6
en el mes de Novien1bre de
I
5
97 una
Torn.
X.
Dd
con-